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Jesús María Sanz Serna | Presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, ayer inauguró el primer curso de la Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería

"La enseñanza de las matemáticas, que ahora está mal, va a estar aún peor"

"Siempre existen el azar y riesgos que la inteligencia artificial no prevé, y eso plantea problemas importantes, no solo científicos, sino éticos"

Jesús María Sanz Serna, en el claustro del edificio histórico de la Universidad. | Fernando Rodríguez

El matemático Jesús María Sanz Serna (Valladolid, 1953) preside la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y ocupa la Cátedra de Excelencia en la Universidad Carlos III de Madrid. Es toda una autoridad en matemática aplicada y un gran divulgador. La Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería lo eligió para abrir su primer curso académico, ayer en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo, con una lección inaugural dedicada al azar.

–Tendemos a pensar que el azar no existe, que todo tiene una causa.

–Las cosas dependen de la suerte más de lo que creemos. Buscamos causas donde no las hay, propósitos, intenciones, conspiraciones, cuando las cosas ocurren simplemente por azar.

–La ciencia busca las causas de los fenómenos.

–La ciencia tiene que entender la realidad tal y como es, y si es azarosa o aleatoria tenemos que tratar de entender la aleatoriedad. El azar también se puede predecir. Si uno tira una moneda no sabe si va a salir cara o cruz, pero si tira diez mil todos sabemos que no van a salir siempre caras o siempre cruces.

–Entonces se puede controlar el azar o al menos reducir.

–No, no, no, no se puede controlar. Tenemos que aprender a vivir con él. Podemos tener cautelas, pero el azar está ahí y es mucho más importante de lo que creemos.

–Muchos hallazgos científicos son fruto del azar.

–Sí y no. Hay una historia larguísima de descubrimientos hechos por azar, pero, como decía Picasso, que quería que la inspiración le pillase en el taller pintando, para que al científico le favorezca el azar debe estar en el laboratorio trabajando.

–Estadísticamente cuantas más veces se intenta algo más posibilidades hay de tener éxito.

–Claro, pero muchas veces las posibles combinaciones son tantas que una búsqueda a ciegas es infructuosa.

–La sociedad parece estar descubriendo ahora las muchas utilidades de las matemáticas.

–En los últimos veinte años se ha vivido un cambio enorme, en dos aspectos: el primero, que es común a todos los países, son las nuevas conexiones de las matemáticas con la gestión de datos, la inteligencia artificial, el procesado de imágenes; el segundo, algo específico de España. En España había una visión muy distorsionada de las matemáticas, la de las matemáticas que dan en bachillerato tan mal. En estos últimos veinte años los matemáticos españoles hemos hecho un esfuerzo por comunicarnos mejor.

–La matemática se aplica incluso en las humanidades.

–Sí. Los algoritmos utilizan una base matemática para atribuir a un autor textos, viendo la frecuencia con la que aparecen determinadas palabras o giros. Los algoritmos matemáticos se aplican en todo, por ejemplo para codificar lo que yo estoy hablando y usted está grabando.

–¿El algoritmo no es una manera de controlar el azar?

–No, no, curiosamente muchos algoritmos tienen éxito porque ellos mismo incorporan elementos aleatorios. El algoritmo puede ser determinista, es decir que siempre da los mismos pasos de una manera predeterminada, pero hay muchos algoritmos que buscan al azar, y precisamente son mucho más eficaces en algunas aplicaciones.

–¿De dónde nace esa obsesión por encontrar causas a todo?

–Hemos llegado a ser lo que somos por evolución. La evolución sesga nuestra mente y la incita a buscar causalidades. Si pongo la mano en el fuego, me quemo y pienso: «Ha sido casualidad, la próxima vez no me quemaré», es perjudicial para mí. Vamos detectando causalidades porque eso nos ha supuesto una ventaja competitiva en la evolución. El problema es que, como tantas veces, eso se ha llevado demasiado lejos y vemos conspiraciones y designios de determinados grupos de interés donde no hay más que azar. Un ejemplo muy claro, el rendimiento de los equipos de fútbol. Hay mucho análisis sobre los entrenadores, los jugadores, si están en buena racha... Si uno juega tendrá una racha de victorias y una racha de derrotas sencillamente por azar. Cuando viene una racha de derrotas los presidentes de los clubes no dicen: «Es el azar», buscan responsabilidades y hacen cambios, piensan que la alineación no es la adecuada, que la estrategia no es buena.... Sobrecorregimos, no queriendo admitir el papel que juega el azar.

–¿Pero el talento? Benzema no será el mejor jugador del mundo por mero azar.

–Evidentemente, hay equipos que ganan mucho porque son buenos y otros que ganan poco porque son malos. Sabiendo eso, que en la liga con 38 partidos en una temporada, un equipo va a ganar diez, es normal que haya una racha de cuatro o cinco victorias seguidas o de cuatro o cinco derrotas seguidas. Sin embargo, el aficionado no lo acepta. Cuando se tira una moneda es normal que salgan unas cuantas cruces seguidas.

–Queremos ganar siempre.

–Si juegan uno contra otro es imposible que ambos ganen.

–No se puede controlar el azar pero sí se puede tener en cuenta.

–Sí, y hemos desarrollado muchas cosas para cubrirnos contra los riesgos, las pólizas de seguros, por ejemplo. Está bien tomar precauciones.

–Hasta los políticos recurren a matemáticos para diseñar sus programas electorales.

–Cuesta creerlo en vista de los resultados. Está señora, Truss, no debía tener mucho apoyo científico para sus propuestas.

–¿Los dispositivos inteligentes, por ejemplo los coches autónomos, también pueden verse afectados por el azar?

–Desde luego, siempre puede existir un riesgo no previsto, y uno de los grandes problemas de la inteligencia artificial es que ocurrirán accidentes. Habrá gente que muera por la inteligencia artificial, porque le atropella un coche sin conductor, porque un sistema inteligente haga un diagnóstico médico que diga que no hay que operarle y muera por no hacerlo… Es un problema importante ya no científico, sino ético. ¿Quién es el responsable? ¿Y quién va a indemnizar a la familia? La Unión Europea ya está trabajando para legislarlo.

–¿Qué futuro augura a las matemáticas?

–En España, el problema de las matemáticas radica en la enseñanza, en los niveles previos a la Universidad, el bachillerato y la Secundaria, donde la enseñanza no es buena y va a ser cada vez peor, sencillamente porque cada vez hay menos personas bien formadas en matemáticas que quieran hacer carrera de profesor. Ahora mismo para un titulado en matemáticas hay tantas oportunidades de trabajar en la empresa con un salario muy alto que lo que ofrece un instituto no es competitivo. La enseñanza, que ahora está mal, porque fomenta la rutina, va a estar aún peor.

–Hay comunidades autónomas que este curso no encontraban profesores de matemáticas.

–Sí, sí, o que los encuentran sin la suficiente formación, profesores que por el grado que han cursado han estudiado pocas matemáticas ellos mismos, y así es difícil que puedan imbuir el amor a las matemáticas a los chicos y chicas.

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