La escritora Noelia Lorenzo Pino (Irún, 1978) es una de las representantes del "Euskal noir", las novelas negras ambientadas en el País Vasco. Proviene del mundo de la moda y en 2013 dio el salto a la literatura con su primer libro, "Chamusquina". Ahora publica su sexta novela, que presentó recientemente en Oviedo. Lleva por título "Blanco inmaculado" (Ed. Plaza & Janés). Lorenzo fue galardonada con el "Premio Cubelles Noir" por su obra "Corazones negros" a la mejor novela negra publicada ese año y ha sido finalista en el prestigioso "Dashiell Hammett" que se entrega en la Semana Negra de Gijón.

-¿Hay alguna razón por la cual tendríamos que leer su libro? ¿Quiere hacer un poco de promoción?

-“Blanco Inmaculado” comienza con el hallazgo del cuerpo sin vida de una chica de catorce años en un caserío de Irún en el que vive La Familia Fritz, una comunidad que algunos consideran una secta. La historia está protagonizada por dos mujeres ertzainas que se dejarán la piel para ganarse la confianza de los miembros. Es una novela policiaca de corte clásico en la que los lectores tendrán que averiguar junto con las investigadoras si el asesino forma parte de la secta o, por el contrario, es de fuera. Una novela en la que no faltan buenas dosis de denuncia social y mucha sorodidad. Según mis lectores es una historia diferente y original plagada de personajes que parecen de carne y hueso. Una historia que no puedes dejar de leer pero que a la vez no quieres que se acabe.

-Usted, antes de saltar a la escritura, fue profesora de corte y confección y la hermética comunidad que aparece o protagoniza su novela, los Fritz confeccionan prendas “inmaculadamente blancas” ¿Le aterra lo textil?

 -Mirándolo desde la distancia quizá me aterró durante un tiempo. Yo empecé muy jovencita a trabajar como maquinista textil y con los años me he dado cuenta de lo mucho que me tomaron el pelo. El convenio textil es uno de los más bajos y, en dos de las fábricas en las que trabajé, me pagaban muy por debajo de este convenio. Podría decir que me explotaban laboralmente y cualquier tipo de explotación siempre da miedo…

-Y hablando del sector de la moda. ¿Cómo hizo el tránsito hacia la escritura y por qué? No parece un cambio habitual…

-Elegí el mundo de la moda porque por aquel entonces lo tenía muy al alcance y supe que en él podría dejar volar mi faceta más creativa. Tengo mucha imaginación y me pareció una buena profesión para darle rienda suelta. Al margen de esto, a mí me gustaba escribir desde cría: poesía, cuentos infantiles, relatos, obras de teatro… Cuando descubrí la novela negra me caló muy hondo y algo se revolvió dentro de mí. Tuve claro que yo quería hacer sentir al lector lo mismo que esas historias me hacían sentir a mí. Y así surgió el cambio. Fue progresivo.

-Su novela está ambientada en el País Vasco; llaman al género Euskal Noir. ¿Lo local añade más sabor o interés a la novela negra?

-Yo siempre he sido una escritora muy localista. Mi primera novela la publiqué hace nueve años y se leyó muchísimo en mi ciudad. Por eso, y por comodidad, decidí seguir por este camino. La verdad es que los autores vascos Euskal Noir, (aunque también nos llaman Txapela Noir), estamos gozando de unos años maravillosos. Muchos compañeros incluso han estado en las listas de los más vendidos: Dolores Redondo, Eva García Sáenz de Urturi, Ibon Martín, Mikel Santiago… Somos muchos autores vascos y por suerte hay demanda.

-¿Y usted por qué escribe novela negra precisamente?

-Porque es la que leo, la que me apasiona. Creo que es un tipo de género en el que puedes hablar de todo y a la vez hacer denuncia social. Una de las características que me gusta de este género es ahondar en la piscología de un asesino, en sus motivaciones. Los porqués. Quizá porque yo misma necesito saber qué mueve a esta gente. Qué hace que una persona aparentemente normal acabe convirtiéndose en un monstruo.

-Investigan el caso dos mujeres policías de la Ertzaintza y una de ellas con una enfermedad incapacitante. ¿Quiénes son y por qué esas protagonistas?

 -Son Lur de las Heras y Maddi Blasco. Dos mujeres que no se conocen de nada y acaban colaborando en este caso. Por cierto, los apellidos de ellas los he cogido prestados de mis abuelas porque quería homenajearlas de alguna manera. Lur y Maddi son dos mujeres sensibles y luchadoras. La primera arrastra una enfermedad que le acarrea serias limitaciones y la segunda arrastra problemas emocionales porque su matrimonio no atraviesa el mejor momento. Entre ellas surge una amistad y lealtad casi desde el minuto cero. Algo que valoro mucho en la sociedad cada vez más individualista en la que vivimos.

-¿La novela negra es, en realidad, novela social envuelta en un poco de misterio?

 -Yo diría que sí. Hoy en día, además, hay tanta demanda de este género, que podemos encontrar historias sociales para todos los gustos. Las tenemos oscuras como la noche, sangrientas como un matadero, e incluso más románticas… 

-¿Cree que es un género “escapista”, de mero entretenimiento o, por el contrario, el único que puede explicar la realidad que vemos en los telediarios?

 -Creo que combina las dos cosas. Me gusta cómo este género intenta explicar la realidad que vemos en los telediarios y a la vez nos atrapa de tal manera que nos hace olvidar nuestros propios problemas.

-Usted también escribe novela infantil. Parece el otro extremo literario. ¿O no?

-La verdad es que sí. La noche y el día. Un tándem perfecto para equilibrar las luces y las sombras. No me viene nada mal meterme un caramelito en la boca de vez en cuando y sumergirme en fantasías infantiles llenas de colores.