El Rey de España, 55 años y mucho que lidiar

No todos los días se cumplen 55 años, una fecha significativa que no está de más celebrar de forma especial. Así se supone que lo ha hecho el Rey de España, Felipe VI, quien ayer, lunes, 30 de enero, alcanzó esa edad y lo festejó en la intimidad de su hogar con su esposa, la Reina Letizia, y su hija pequeña, la Infanta Sofía, ya que la primogénita, la Princesa Leonor, estudia en Gales. Al menos, así se supone que pasó el monarca la jornada, pues su agenda pública quedó despejada de actos en este último y frío lunes de enero.

Ha sido por poco tiempo ese relax real. Pues hoy, martes, Felipe VI estrenará en activo sus 55 años en un territorio en el que algunos no se lo ponen fácil: Cataluña. Hasta allí se desplazará en la que será su primera visita este año a Barcelona para proceder a la entrega de despachos a los jueces de la última promoción de la Carrera Judicial. Está por ver si alguien de la Generalitat y el Ayuntamiento le acompañan, pues también inaugurará una feria del sector tecnológico.

Notable ha sido por segundo año consecutivo la ausencia de Leonor en el cumpleaños de su padre y todo indica que notable será su influencia en el año que el Rey tiene por delante. Algunos piensan que a sus 55 años puede ser este 2023 el último que acuda Felipe VI a la ceremonia de entrega de los premios "Princesa de Asturias" en Oviedo, una cita grabada a fuego en la agenda de toda la Familia Real. Pocos días después de los galardones la heredera de la Corona cumplirá 18 años, con toda la responsabilidad institucional que eso conlleva. Al tiempo que continúa con su formación –previsiblemente ya en España–, ampliará su agenda y le tocará empezar a volar en soledad. Y esto pasa quizá por asumir todo el protagonismo y peso en los "Princesa" de 2024. Está por ver. La jura de la Constitución de la heredera será otro acto importante para padre e hija. Está esto pendiente de fijar en el calendario y sometido a las elecciones generales que se esperan (previsiblemente) para diciembre.

A sus 55 años Felipe VI tiene importantes asuntos de Estado (una profunda crisis institucional de la que él mismo habló en Nochebuena o el independentismo catalán) como personales con los que lidiar. En el plano familiar, parece que la tensión se ha rebajado tanto con sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, como con su padre. Así se pudo ver en el reciente funeral en Atenas del rey Constantino, tío de los tres hermanos. En la capital griega coincidió con el rey Juan Carlos, instalado en Abu Dabi, con idea de trasladar su residencia fiscal al emirato y sin planes de viajar a España de momento aunque es algo que está deseando, como ha confesado a su entorno más cercano.

Esto último no deja de ser un rompedero de cabeza para su hijo como monarca. Pero si esto es un problema a nivel institucional, parece que no lo es en lo personal tras el afectuoso saludo –con dos cariñosos besos y una caricia en la espalda– en Atenas. Con sus hermanas también ha habido acercamiento, pues aparte de coincidir en el funeral, esta Navidad hubo reencuentro familiar en Madrid gracias al empeño de la reina emérita, que reunió a sus hijos y nietos.

Muchas felicitaciones en privado habrá tenido Felipe VI, quien el sábado fue visto de cena en Madrid con Letizia y un matrimonio amigo, el dermatólogo Pedro Jaén y su mujer. Pero las felicitaciones también han sido públicas y notorias, y fijo que le han prestado mucho al Rey de España. El monarca de Marruecos, Mohamed VI, se descolgó ayer, lunes, con un cariñoso mensaje público en el que le deseó "larga vida". Además, numerosos edificios públicos y monumentos nacionales de todo el país se han iluminado con una luz rojo carmesí, color que el Rey porta en su estandarte. Entre ellos figuró, cómo no, el teatro Campoamor de Oviedo, sede de los premios "Princesa".

Y es que 55 años no se cumplen todos los días y menos en tan buena forma. La ocasión lo merecía. Así que felicidades, aunque sea con retraso.

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