Expresionismo visceral y amable

La artista Elena Rato muestra en Pola de Siero sus últimos trabajos

Una de las obras de Elena Rato en la exposición de la Casa de la Cultura de Siero.

Una de las obras de Elena Rato en la exposición de la Casa de la Cultura de Siero.

Santiago Martínez

Un espacio diáfano como el que posee la Sala de Exposiciones de la Casa Municipal de Cultura de La Pola Siero, permite obtener una visión de conjunto, bastante clara y objetiva, del trabajo realizado por Elena Rato durante estos últimos años, obras desde 2017 hasta la actualidad. La muestra contiene un carácter especialmente emotivo para la artista que, en el 2005, obtuvo el Premio del Certamen Nacional de Pintura Contemporánea "Casimiro Baragaño" en su primera convocatoria.

En "Quebrar la pintura" advertimos la coherencia y personalidad de su propuesta estética, así como los distintos campos de actuación e investigación en los que está inmersa, sus indagaciones en torno a las posibilidades de la pintura. La creadora ha estudiado al detalle el espacio expositivo, realizando obras específicas que se adaptan a las paredes, integrándose a la perfección. Una pintura viva que se expande y se apropia del lugar, favoreciendo una integración del conjunto, entendiendo la muestra como una obra única. Las pinturas ocupan el espacio con rotundidad, hay grandes formatos con generosas y expresivas manchas que rompen los límites convencionales del soporte, y que conviven con el detallismo de piezas de pequeño tamaño, alguna de ellas seriadas, donde la pincelada contornea y redefine las formas con gran precisión, recordando la estética de los grabados japoneses y la espontaneidad del mundo del cómic. Desde hace tiempo desarrolla el concepto de multiplicidad, propio de los procedimientos gráficos, para replicar una imagen, repitiendo un mismo gesto mediante técnicas pictóricas, como se advierte en "Las seriaciones de la diferencia".

Una de las obras de la exposición "Quebrar La pintura".

Una de las obras de la exposición.

Es interesante subrayar su metodología de trabajo para tener una visión más cercana de la obra, un proceso de creación próximo a la action painting, pero que se ve enriquecido con infinidad de bocetos, cuadernos de dibujos y con las diversas posibilidades que ofrece el mundo digital. Por un lado, hay una pintura de acción, presente en toda su trayectoria, cuyo principal soporte es en esta ocasión el papel y en la que prima la intuición y la inmediatez y, por otro, obras mucho más meditadas y elaboradas, que se corresponde con los acrílicos sobre lienzo, una pintura expandida que quiebra los soportes, o que incluso los vacía, y cuyas marañas están dibujadas inicialmente con lápiz para, posteriormente, vectorizarlas y transformarlas mediante diversos procesos de digitalización, revirtiéndolas a lo físico mediante las tramas de vinilo. Esta retroalimentación se ha convertido en una seña de identidad de su proceso creativo; como también lo es el uso de ciertos colores, un rosa empoderado, estandarte de lucha y reivindicación y siempre aliado con un amarillo de raíz pop, como ocurre en la serie "Reluctante". Colores que en algunas piezas se muestran planos y delimitados, contenidos por el color negro que, con infinitos matices, ha ido tomando protagonismo estos últimos años, y que se muestra potenciado en "(Exterior, Noche)" o en las pinturas que llevan por título "Gesto contenido".

En muchas obras se intuye un sustrato figurativo que se integra o desdibuja, así ocurre en la serie "Lautrec y yo" o también se puede deducir a través de los poéticos y descriptivos títulos. Hay un proceder por capas que indica la importancia que esta artista concede a los distintos momentos de creación, advirtiendo efectos de rasgado irregulares, fruto del azar, que desvelan pasos y huellas del proceso creativo. La intención plástica que existe en "Quebrar la pintura" se ve amplificada al presentar las obras emparejadas o agrupadas con otras que armonizan formal, cromática y sobre todo conceptualmente, manifestando un perfecto equilibrio entre lo orgánico y lo racional, entre un gestualismo de apariencia libre, pero de rigor perfectamente medido.

Repletas de nuevas aportaciones, las obras de Elena Rato llevan a reflexionar sobre aspectos intrínsecos a la obra ocultos en la pintura tradicional. Al igual que la artista Ángela de la Cruz, invita a entender el hecho artístico como proceso y como realidad física y, como ella, investiga y aporta nuevas trasgresiones: "En el momento en que corto el lienzo, me deshago de la grandiosidad de la historia de la pintura", afirmará la creadora gallega.

Elena Rato también explora la compleja relación ilusionista de la pintura y la presencia física de la materia prima de la pintura: pigmentos y soportes. Crea un lenguaje propio, que se distancia de las convenciones plásticas, libera al lienzo del bastidor o potencia la presencia de éste, expande la pintura más allá de los soportes que, en ocasiones, pierden su regularidad.

Su propuesta transita desde un expresionismo visceral hacia una pintura más amable y serena, donde lo esencial toma protagonismo. Intuimos múltiples significados que se corresponden con los niveles de lectura que conforman su trabajo y, la energía que desprenden, provoca un magnetismo que cristaliza en una profunda reflexión sobre los avatares de la pintura actual y su regeneración, aspectos que hacen de su obra una de las aportaciones más frescas e interesantes del panorama nacional.

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