Educación

Crece el número de familias que envían a sus hijos a estudiar en el extranjero: "Es una inversión de futuro"

Las agencias especializadas han registrado un "aumento espectacular" de peticiones en los últimos años, a pesar de que la pandemia y la inflación han ralentizado un poco ese incremento

Un grupo de estudiantes españolas, en la escuela de EEUU donde estudian.

Un grupo de estudiantes españolas, en la escuela de EEUU donde estudian. / JIMENA OLMEDO / THE LEMON TREE

Olga Pereda

Enviar a los hijos al extranjero para estudiar un curso entero o un trimestre es una opción que está ganando terreno entre las familias españolas. Las agencias especializadas han registrado un "aumento espectacular" de peticiones en los últimos años, a pesar de que la pandemia y la inflación han ralentizado un poco ese incremento. Otras agencias hablan de "aumento paulatino".

Las agencias detectan un "aumento paulatino" tanto en programas de curso completo como en opciones de trimestre escolar

Reino Unido sigue siendo uno de los principales destinos, junto con Irlanda y EEUU. Sin embargo, Canadá -un país con un sistema educativo puntero- ha entrado con mucha fuerza. También hay familias que apuestan por otros destinos más minoritarios, como Malta, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia o Hawai.

Un curso en EEUU con el programa J-1 puede salir por 13.000 euros

Estudiar fuera no es precisamente barato, así que no todos los hogares se lo pueden permitir. Sin embargo, se ha democratizado bastante respecto a lo que ocurría hace décadas. El abanico de precios para cursar un año académico es enorme: desde los 13.000 euros que puede costar la opción más económica en EEUU hasta los 100.000 euros de una opción exclusiva en Suiza.

"El interés de las familias por enviar a sus hijos a estudiar al extranjero va en aumento. Aprender idiomas no es un lujo sino una innegable necesidad. Es una inversión en el futuro del joven", sostiene Marta Galea, secretaria general de Aseproce (asociación española de promotores de cursos en el extranjero).

“Aprender idiomas no es un lujo sino una innegable necesidad. Es una inversión de futuro”

Marta Galea

— secretaria general de la asociación de promotores de cursos en el extranjero (Aseproce)

A partir de 10 años

La mayoría de programas son para niños y niñas a partir de 10 o 12 años hasta los 15 o 18. Pero no hay dos iguales. Cada familia tiene un presupuesto y unos objetivos y cada alumno, un grado de madurez. "Lo primero que hay que hacer es estudiar qué plan se adapta mejor. No es una decisión que se pueda tomar a la ligera", recomienda Rubén Castillo, cofundador de la consultora de educación internacional The Lemon Tree Education.

Su experiencia demuestra que las peticiones para darle un empujón al inglés pasando un mes de verano en el extranjero están cayendo en los últimos años, todo lo contrario de la opción de estudiar un curso entero. "Hemos tenido un aumento espectacular, aunque ahora se ha ralentizado por la pandemia y la inflación", asegura Castillo.

La convalidación del título en España solo es necesaria si se cursa 4º de ESO o bachillerato

Dominar el inglés sigue siendo importante, pero para las familias también gana peso "vivir la experiencia" que supone salir de casa y "meterse de lleno en otra cultura, en otra sociedad y en otro sistema educativo", añade el director de The Lemon Tree, que destaca el "desarrollo y el enriquecimiento" que supone para los chavales.

"Meterse de lleno en otra cultura, en otra sociedad y en otro sistema educativo enriquece mucho a los jóvenes”

Rubén Castillo

— cofundador de The Lemon Tree

Daniel Delgado, responsable de Bristh Summer (firma que lleva la gestión técnica de la empresa especializada CIC), confirma que la tendencia de enviar a los hijos al extranjero a estudiar está viviendo en los útlimos años un "incremento paulatino". Muchas familias apuestan por un año completo, mientras que otras -especialmente a raíz de la pandemia- lo hacen por unos meses, unas 15 o 16 semanas, una opción bastante más económica y con menos presión para los estudiantes.

"Estudiar en el extranjero te abre la mente y te hace una persona más flexible. Pero no es algo bueno 'per se'. Depende de muchas cosas"

Sylvie Pérez

— profesora de la UOC

Homologación de títulos

En el caso de los cursos escolares íntegros, es necesario convalidar el título con las autoridades educativas de la comunidad autónoma de residencia solo si se ha cursado 4º de ESO o uno o dos cursos de Bachillerato. Los cursos inferiores a estos tres no requieren homologación. Tampoco las estancias trimestrales. En Catalunya, Educació tenía 1.589 expedientes pendientes de homologación en el curso 21-22 mientras que en el 22-23, hay 1.182 matrículas pendientes de convalidación.

Mientras que los padres de la 'generación EGB' hicieron grandes esfuerzos económicos para que sus hijos fueran a la universidad, la actual generación de padres tiene -en líneas generales y como toda la sociedad- un poder adquisitivo más alto. Eso, añadido a que la variedad de programas es ahora enorme, explica el auge que vive la educación en el extranjero. A pesar de ello, sigue siendo prohibitivo para la inmensa mayoría de hogares.

Subvención de EEUU

Una de las opciones más económicas es el visado J-1, un programa de escolarización subvencionado por la secretaría de Estado de Educación de EEUU. Para la familia supone un gasto de unos 13.000 euros. Eso sí, con algunas condiciones: es siempre en escuela pública y la estancia es en familia, no se puede elegir el estado y mientras dure el curso el menor no puede viajar a casa ni sus padres visitarlo. En el extremo, para familias muchísimo más acaudaladas, la opción de un curso en Suiza por entre 80.000 y 100.000 euros.

Estudiantes españoles durante un partido de fútbol en EEUU, donde estudian.

Estudiantes españoles durante un partido de fútbol en EEUU, donde estudian. / L.T.

Para aliviar un poco el esfuerzo económico, muchos padres y madres recurren a becas. Es lo que ofrece, por ejemplo, la empresa De Aquí Para Fuera, especializada en becas deportivas. No se trata de subvenciones públicas (como el J-1), sino de becas que ofrecen colegios privados de EEUU, que funcionan como un campus universitario: deporte, educación y residencia en el mismo espacio. La tendencia está claramente al alza. En 2021, De Aquí Para Fuera registró un aumento de solicitudes del 70% respecto a 2019.

"Cada familia y cada alumno necesita un plan personalizado, que depende de la capacidad económica y del nivel deportivo del alumno. En función de todo eso, nosotros les dirigimos hacia un colegio u otro. Hay algunos más exigentes en el deporte y otros, no tanto", explica Robert Ferrer, consultor educativo de De Aquí Para Fuera en Catalunya y Andorra.

La opción de un colegio privado es más cara y suele rondar los 50.000 euros al año. Las becas del 100% son las menos frecuentes, siendo la media de unos 35.000 euros, cifra que reduce bastante la factura global que debe abonar la familia.

Momentos duros

Más allá del importante esfuerzo económico que supone para las arcas familiares, los responsables de las agencias recuerdan que el reto de estudiar fuera tampoco es fácil para los chavales. "Pasan momentos difíciles. Esto no es Instragram y Tik Tok, donde solo se ven cosas bonitas", explica Castillo. Sin embargo, Delgado añade que "superar esos retos les empodera".

Todos los expertos consultados aseguran que los menores deben emprender esta aventura porque ellos quieren, nunca obligados ni presionados por sus padres. De hecho, Sylvie Pérez, psicopedagoga y profesora de los estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), recomienda a las familias que se pregunten si su hijo está lo suficiente maduro y preparado como para estudiar y vivir fuera.

"Estudiar un año o un semestre en el extranjero es positivo. Te abre la mente y te hace una persona más flexible. Pero no es algo bueno 'per se'. Depende de muchas cosas. Sobre todo, depende del momento vital en el que está tu hijo. A veces, los padres nos obsesionamos mucho y queremos que aprendan a marchas forzadas y lo hagan todo lo antes posible. Calma. No hace falta hacerlo todo con 14 años. Aflojemos un poco", concluye la experta.

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