Trastorno obsesivo-compulsivo

La vida con TOC o cómo ser esclavo de tu mente: “He tenido las manos al rojo vivo por lavármelas 40 veces al día”

Las personas que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo, el 2,5% de la población española, canalizan la ansiedad generada por diferentes pensamientos intrusivos llevando a cabo “acciones repetitivas”

Una persona afectada por un TOC.

Una persona afectada por un TOC. / FREEPIK

Cruzar el paso de cebra sin pisar las líneas blancas. Un juego que hace tiempo perdió su gracia particular y dejó de ser alternativo. Incluso las acciones más banales de la vida se convirtieron en todo un ritual imposible de soportar: de tocar exactamente tres veces los pomos de las puertas antes de entrar a ordenar los bolígrafos del escritorio con la mayor precisión posible. Más que manías a ojos ajenos, ideas intrusivas que no dan tregua al 2,5% de la población española – 1,2 millones de personas en concreto –, según la Asociación TOC de Madrid, que es esclava de su mente y padece un trastorno obsesivo-compulsivo.

“Los afectados tienen pensamientos, impulsos o imágenes persistentes e intrusas que les causan ansiedad, explica el psicólogo Luis Antón, director del Instituto de Psicoterapia IPSIA de Madrid. Un malestar que consiguen canalizar llevando a cabo “acciones repetitivas” o “compulsiones”– así las denominan los expertos –. “A veces, también las hacen para evitar que pasen sucesos en el futuro, aunque la idea y el comportamiento no estén ni siquiera conectados de forma realista”, añade. Desde darse toquecitos en las muñecas y tobillos por fobia a las horas capicúa, hasta colocar cada noche los zapatos bien pegados a la pared para evitar la muerte de un familiar.

Los más frecuentes: el de contaminación, limpieza y verificación

En este amplio abanico de tipos de TOC, Mónica Cruz, directora y psicóloga del centro Nova Psicología de Madrid, pone el acento en los más frecuentes: “el trastorno-obsesivo de la contaminación, la limpieza compulsiva; la precisión, orden y simetría o repetición y el de verificación”. Todos, comportamientos dañinos que aparecen de la nada sin control y tienden a introducir de lleno a las personas afectadas en un círculo vicioso. “Las obsesiones siempre empiezan por algo pequeño, pero se terminan convirtiendo en algo grande con facilidad porque no paran de pensar en ellas. Además, como ven que no les pasa nada haciendo esas compulsiones, reafirman una y otra vez esa idea. Un día no tocan la barra del autobús para evitar los gérmenes y al siguiente directamente no se suben porque lo consideran un lugar no seguro. Es un trastorno que te quita mucho”, desgrana.

La mitad de recursos en salud mental, en la sanidad privada.

la OMS considera el trastorno obsesivo-compulsivo una de las 20 enfermedades mentales más discapacitantes, / Shutterstock

De hecho, la OMS considera el trastorno obsesivo-compulsivo una de las 20 enfermedades mentales más discapacitantes. “Todos tenemos ideas intrusivas, pero se convierten en un problema cuando esas obsesiones son muy frecuentes y las personas dedican mucho tiempo en hacer las compulsiones”, confiesa Antón. Sin ir más lejos, una persona con TOC de comprobación puede pasar una hora antes de ir a trabajar asegurándose de que todo está apagado: la luz, la vitrocerámica, el gas… “Y aun así tener que volver en un rato porque no puede parar de pensar en otra cosa que no sea que su casa va a explotar”, precisa Cruz.

“Cogí un miedo atroz a estar solo y herirme”, Javier, afectado por el TOC

El TOC impacta de lleno en la vida de los afectados para limitarla y ponerle una buena inyección de amargura. En concreto, un trastorno obsesivo-compulsivo por hacerse daño le dio a la realidad de Javier un decadente giro a sus 26 años. “Tuve que volver de mis estudios en el extranjero a la casa de mis padres de Madrid porque cogí un miedo atroz a estar solo y herirme, por eso pedía constantemente estar acompañado por alguien. Una vez tuve un brote muy fuerte y me hospitalizaron. Ahí me diagnosticaron el trastorno”, recuerda.

La ansiedad y el estrés, que pueden desencadenar una fuerte depresión en los casos más graves, son algunas de las consecuencias psicológicas de este trastorno que atenta directamente contra el bienestar mental. Pero hay más, los efectos también pueden afectar a la salud física. Detrás de una dermatitis podría estar oculta esa tormenta de obsesiones con la que muchos viven y otros solo sobreviven. “He tenido las manos al rojo vivo por lavármelas 40 veces al día. El pavor a contagiarme de enfermedades me impidió hasta salir de casa”, desvela Alejandra, de 35 años.

Las mujeres lo padecen más

Aún no se ha dado con la causa exacta del trastorno obsesivo-compulsivo, aunque las principales teorías apuntan a la genética, la biología y el aprendizaje. Pero de lo que sí hay evidencias es sobre el perfil más propenso a padecer TOC. “Las personas perfeccionistas, nerviosas, con un miedo a problemas del futuro y con intentos constantes de control”, aclara el profesional Luis Antón. Los adultos se encuentran en el punto de mira, y en concreto, las mujeres, ya que lo sufren “de 2 a 3 veces más que los hombres”. Pero lo cierto es que los niños no se escapan de los trastornos-compulsivos. "Hay menos, pero los que se dan en la infancia suelen ser más graves y notables. Una de mis pacientes más pequeñas con TOC le obligaba a su madre con 12 años a tener la misma conversación cada noche antes de dormir. Si no la repetían, palabra por palabra, no dormía”, cuenta Mónica Cruz.

“Todo debe estar ordenado en línea recta y las cosas siempre deben ser pares”, David Beckham

El trastorno está a la orden del día en las redes sociales de la mano de ‘tiktokers’ o ‘influencers’. Es el caso de Romina Vitale, una joven que muestra a sus 192,2 mil seguidores su vida con un TOC que le acompaña desde hace una década, o la venezolana Lele Pons, que ya ha compartido sus momentos más críticos. Hasta rostros conocidos han admitido padecer esta dolencia: de Leonardo DiCaprio, que tuvo hábitos obsesivos como pasar varias veces por la misma puerta o pisar todos los chicles que veía en el suelo, hasta David Beckham, que desveló en su documental de Netflix su TOC por el orden y limpieza. “Todo debe estar ordenado en línea recta y las cosas siempre deben ser pares”, contó.

No, no se trata de un trastorno desconocido para la sociedad actual, pero desde la Asociación TOC de Madrid, fundada en 2013 para acompañar y orientar a los afectados y sus familiares – la integran actualmente 3.000 personas –, reconocen que todavía se tiende a “banalizar” el trastorno obsesivo-compulsivo o "llevarlo a la comedia" en la televisión con personajes populares como Sheldon Cooper de ‘The Big Bang Theory’. “Parece que se ha puesto de moda decir que algo nos da TOC cuando realmente es una pequeña manía. Estamos hablando de un trastorno que genera mucho sufrimiento”, admite Nieves Álvarez, afectada y presidenta del colectivo.

No tiene cura

¿Su cura? En sí no existe, ya que se trata de un trastorno crónico. Pero sí se puede regular con una terapia cognitivo-conductual. “Les explicamos por qué hacen esas compulsiones, les damos herramientas para canalizar esa ansiedad y, por último, se van exponiendo poca a poco a esos pensamientos intrusivos. El proceso es duro, pero esas ideas van perdiendo fuerza”, explica Cruz. Y aunque siempre se pueden dar pasos para atrás, sobre todo en épocas de vulnerabilidad o estrés, Nieves defiende desde la Asociación TOC de Madrid que los afectados son "personas funcionales que pueden hacer su vida con normalidad”. Sin esas obsesiones desmesuradas y sin ser esclavas de su mente.