Cambio climático

Galicia vigila los eructos y las flatulencias de sus vacas para contaminar menos

Un proyecto de la UE incluye sensores para medir el metano responsable del efecto invernadero y 5G para evaluar la alimentación de unas 500 reses

La Xunta, Gradiant y DataLife se alían

Vacas pastando en los terrenos públicos del CIAM.

Vacas pastando en los terrenos públicos del CIAM. / / FDV

Elena Ocampo

La imagen idílica de las vacas pastando libres en cientos de prados gallegos se vio manchada hace años por una realidad incontestable: su aporte de metano a la atmósfera – emanan unos 400 gramos al día, según estimaciones– contribuye al efecto invernadero. Aquí y en todo el mundo, en mayor medida que cabras u ovejas. Pero ¿cómo reducirlo? La pregunta está en el aire. Y en otros países con potentísimo sector vacuno o lácteo ya se han lanzado a buscar vacas que produzcan menos emisiones (como los coches) para luchar contra el cambio climático. Una empresa canadiense ya ofrece a ganaderos de todo el mundo semen de toros seleccionados genéticamente que producen menos eructos y flatulencias y, por tanto, que emiten menos concentración de este gas, con aval científico. Pero detrás de los intentos de rebajar las emanaciones vacunas no solo está el amor por la preservación del planeta, sino la cartera. Nueva Zelanda, por ejemplo, comenzará a cobrar impuestos a los agricultores por el metano de su ganado en 2025. Por eso, tener un rebaño cuyos animales emitan menos parece, de entrada, una buena idea.

Pues bien, en las antípodas de la tierra de los maoríes, en Galicia, la administración trabaja para encontrar una solución propia. Adaptada a nuestra rubia galega, por decirlo así.

Por eso, el Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo, (CIAM) ha convertido sus 320 hectáreas de explotación –cuentan con unas 500 reses de vacuno de carne y de leche– en un particular campo de ensayo.

La Axencia Galega de Calidade Alimentaria participa en el proyecto europeo “AgriFoodTEF-Test” and Experiment Facilities for the Agri Food Domain, ,a través del CIAM y en colaboración con las empresas Gradiant y DataLife, que podrán trabajar codo a codo en soluciones encaminadas a los datos que se obtengan. Por eso, entre los objetivos del programa está la medición de gases de efecto invernadero.

Consultado sobre el mismo, el director del CIAM, Abelardo Nimo explica que traerán de Estados Unidos una tecnología que sustituye las actuales mediciones de metano en las vacas que se realizan a través de láser. La maquinaria GreenFeed, incluye “equipamiento para hacer mediciones in situ”, explica Nimo, y un sistema que recoge datos del vacuno mientras este come algo de pienso o cereal. “Contactamos con una empresa que está desarrollando este sistema nuevo con precisión y validación científica”, completa. La máquina, matizan desde la Consellería de Medio Rural, incluye sensores de concentración de metano e dióxido de carbono y se calibra de forma automática o manual una vez al día. Un avance que aportará datos fidedignos. “Luego pondremos a disposiciones de las empresas los datos. El programa arrancó sin participación española en 2023, pero se sumaron luego la universidad de Lleida, que trabajará fundamentalmente en porcino, y la de Córdoba, que centrará su investigación en estrés hídrico, y que junto a Galicia articularon un proyecto sostenido en tres patas, que acaban con el sector lácteo gallego. No solo de la emisión de gases de efecto invernadero. Los establos contarán con sensores 5G –una parte del proyecto que abordará Gradiant– y enfocados también a medir cuántas veces accede a comer y qué ingiere cada una de los bovinos.

Casi 900.000 euros

Para este proyecto, la Axencia Galega de Calidade Alimentaria dispone de un presupuesto de casi 890.000 euros –de los 60 millones con los que cuentan en total las 35 entidades participantes de nueve países europeos–. Este proyecto que arrancó en 2023 y en el que Galicia se suma para el apartado del sector lácteo, tiene previsión de finalizar en el 2027. “Se trabaja en una red de infraestructuras de prueba y validación en Europa que apoya a las empresas tecnológicas agroalimentarias para desarrollar, cerca de ellas, productos con soluciones de Inteligencia artificial y robótica en sistemas de producción reales”, explica Nimo.

Su objetivo general es cerrar la brecha entre la investigación en estos campos y los productos reales que apoyan una agricultura eficiente y sostenible. También destacan proyectos como Climate Neutral Farms, centrado asimismo en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

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La “alimentación de precisión” es otro de los objetivos de la parte que elaborará Galicia del programa AgriFoodTEF-Test, que representa una red de infraestructuras de prueba y validación en Europa que apoya a las empresas tecnológicas agroalimentarias para soluciones de Inteligencia artificial y robótica en sistemas de producción reales. “Hay pruebas sensóricas que cada vez se utilizarán más en la agricultura, así como todo lo relativo al desarrollo de robots aéreos y terrestres, que permitirán hacer pruebas para las que hasta ahora no estábamos capacitados”, asegura

“Se trata de poner al alcance de las empresas que desarrollan productos de una especie de campo de ensayo”, ilustra. “Dentro de los establos, el CIAM está dotado de unos comederos que pueden medir la ingesta personalizada de cada animal e incluso saber cuántas veces come. Así, podrán comprobar cómo afecta esa alimentación tanto a las emisiones de metano como a la producción y calidad final de la leche”, ejemplifica. “Podríamos dedicar alguna parcela a hacer un gemelo digital para ver cómo funciona determinada maquinaria, por ejemplo”, expresa asimismo. Al mismo tiempo, la Axencia Galega de Calidade Alimentaria participa en iniciativas de colaboración con entidades punteras a nivel europeo en ámbitos fundamentales para sectores como el lácteo, el de la producción de carne, el forestal o el vitivinícola y, por eso acaba de participar en siete proyectos de investigación en los últimos cinco años. Ahora, desde la Consellería de Medio Rural explican que sigue inmersa en otros 9, que tendrán vigencia hasta el año 2027. Además, el personal de la Axencia Galega de la Calidade Alimentaria trabaja en la iniciativa Life Carbon Farming que cuenta con un presupuesto total de 6,6 millones de euros. El principal objetivo de este proyecto es reducir la huella de carbono de los productos agrícolas en un 15% en seis años.

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