La Caja de las Letras del Instituto Cervantes muestra por primera vez parte de sus tesoros

El primer cuaderno de protocolos que hizo Margarita Salas en el laboratorio de Severo Ochoa se puede ver en Madrid junto a legados de Víctor Manuel y de otros cien personajes

Luis Mateo Díez, en la exposición antes de recoger su "Cervantes".

Luis Mateo Díez, en la exposición antes de recoger su "Cervantes". / Instituto Cervantes

A. R. / E. P.

La Caja de las Letras, la antigua cámara acorazada bancaria madrileña reconvertida en el desván de recuerdos mejor custodiado de España, ha abierto sus cajetines de seguridad. Lo hace por primera vez desde que en 2007 empezara a llenarlos el escritor Francisco Ayala (premio Cervantes 1991) y detrás de él siguieran muchos otros destacados protagonistas de la cultura de España e Hispanoamérica, aportando sus simbólicas propiedades a esas cajas lacradas.

Desde ayer y hasta el 16 de junio, un centenar de esos depósitos se muestran al público en la exposición "La mayor riqueza. Legados escogidos de la Caja de las Letras", en el Instituto Cervantes de Madrid. Ahí se pueden ver objetos como el ejemplar del "Quijote" leído y firmado por la infanta Leonor o uno de los famosos bombines de Joaquín Sabina. También hay aportación asturiana, como alguna aportación del músico Víctor Manuel y de la científica Margarita Salas –la primera científica a la que se le pidió incorporar su memoria a la Caja de las Letras–. En concreto de esta última se puede ver el primer cuaderno de protocolos que hizo en Nueva York en el laboratorio de Severo Ochoa.

"Se trata de saber recibir la herencia del pasado y tener la imagen de la cultura como bien común muy amplio, que hermana la labor académica con otra cultura más popular o folclórica", ha explicado el director de la institución, Luis García Montero, durante la inauguración de la muestra. García Montero ha destacado algunos de los legados que se exponen en el centro con especial valor emocional para él. Por ejemplo, los pasaportes de los escritores María Teresa León y Rafael Alberti con los que volvían a España tras cerca de 40 años de exilio. También citó al escritor Juan Marsé, quien dejó un legado "sorpresa" desconocido –está en una caja– que contiene "un secreto de la escalivada". Las mujeres ocupan un espacio destacado en la Caja de la Letras y, por ejemplo, los visitantes también podrán observar a modo de curiosidad una pipa propiedad de la escritora Rosa Chacel, o unos pendientes legados por la cantante Ana Belén que llevó en la adaptación cinematográfica de "La casa de Bernarda Alba".

Entre otras singularidades para ver está tierra de Aracataca de la zona donde se encuentra la casa del ya fallecido escritor Gabriel García Márquez o la tierra tomada de la casa solariega del poeta nicaragüense Rubén Darío; del escritor Nicanor Parra puede apreciarse su máquina de escribir, y la caja de música y una flauta de la niñez del editor Mario Muchnik; también el reloj del hispanista John Elliott, que compró en Suiza a los 16 años con el dinero obtenido por su primer libro; o el anillo del padre del bailarín Víctor Ullate, así como unas zapatillas de baile de la bailarina cubana Alicia Alonso; o la pulsera de latón que el padre de la escritora mexicana Elena Poniatowska llevaba mientras combatía en la Segunda Guerra Mundial.

Luis Mateo Díez, en la exposición antes de recoger su "Cervantes"

El escritor Luis Mateo Díez (León, 1942) recibirá hoy el premio "Cervantes", máximo galardón de las letras en español. Ayer, en un tradicional encuentro previo ante la prensa en la Biblioteca Nacional, reconoció que "en la sociedad actual hay un exceso de realidad y de actualidad ante la que el refugio está en el arte y, fundamentalmente, en los libros". Tras la charla, Mateo Díez visitó la exposición de la Caja de las Letras –en la imagen, en el centro–, donde también hay legados suyos.