Festival de Cannes (Día 1): La ceremonia de apertura rehúye la política

Greta Gerwig, Meryl Streep y Quentin Dupieux han protagonizado la inauguración de esta edición representando al Cannes más institucional.

Meryl Streep.

Meryl Streep. / EFE

Pablo Álvarez-Hornia

Pablo Álvarez-Hornia

La nueva película de Quentin Dupieux —y ‘nueva’ es un adjetivo que caduca rápido en el caso del francés, acostumbrado a estrenar prácticamente dos largometrajes al año— es un paso más hacia la ‘seriedad’ en la trayectoria reciente del que fuera productor estrella de la música electrónica francesa, ahora convertido en director con presencia permanente en los principales festivales de cine europeos.

Sus primeras películas funcionaban antes como traslación de su faceta de cómico que como proyectos intrínsecamente cinematográficos: estaban basados en el sketch, en el desbordamiento de ideas («Mandíbulas», protagonizado por dos amigos que se encuentran con una mosca gigante, o «Rubber», sobre una rueda de coche asesina, son buena prueba de ello).

Sin embargo, quizás por el tratamiento progresivamente reverencial que se le ha ido dando en festivales y la consiguiente facilidad para financiar su cine (y contar con tantas estrellas del cine francés como desee), el cine de Dupieux se ha vuelto más reflexivo, y ya no parece importarle tanto el volcar todas cuantas ideas se le pasan por la cabeza como encontrar un concepto que le interese y desarrollarlo hasta que toca todas las posibilidades de su forma.

Un fotograma de «Le Deuxième Acte»

Un fotograma de «Le Deuxième Acte» / ,

En el caso de «Le Deuxième Acte», la idea central (la primera película escrita y dirigida por una inteligencia artificial) da pie a un juego constante de realidad y ficción que a ratos parece una versión descreída del «Holy Motors« de Carax. Los actores dan largos paseos mientras hablan dentro y fuera de personaje, frustrados por unos diálogos que sienten una pérdida de tiempo (y que a menudo tocan tangencialmente temas de actualidad, negándose a sí mismos hasta que se vuelve irreconocible su verdadera opinión). Sólo queda ya una versión muy depurada de sus situaciones de comedia del absurdo.

En cuanto a la rueda de prensa inagural, Greta Gerwig y su Jurado fueron sometidos a una colección de preguntas de corte más político —práctica habitual en las últimas ediciones, tanto más intensa cuando se rechaza darles respuesta—, contrastada con el discurso de Gerwig durante la ceremonia de apertura, estrictamente centrado en la experiencia de la sala de cine. Ceremonia en la que también se rindió el primero de dos homenajes a Meryl Streep, presente en esta edición para recibir un reconocimiento a su carrera