Lo que esconde el interior de la montaña: así se han hecho realidad los túneles de Pajares

La inauguración de la Variante de Pajares supone la culminación de la obra ferroviaria más compleja realizada en España a nivel técnico. Una obra, en la que ha participado Ferrovial, que supone, también, un paso adelante para conectar Asturias y Madrid con el tren de alta velocidad gracias a un trabajo desempeñado por empresas que han apostado por el esfuerzo y la innovación.

El desafío: Conectar Madrid con Asturias en un viaje de apenas tres horas de duración en tren

El desafío: Conectar Madrid con Asturias en un viaje de apenas tres horas de duración en tren / D.R.

Para la mayoría de los conductores, adentrarse en un túnel no es nada especial. Basta con reducir la velocidad, asegurarse de que las luces están funcionando y continuar conduciendo tranquilamente hasta volver a salir al exterior. En un tren, la experiencia es aún más imperceptible. 

Y, sin embargo, atravesar un túnel es algo extraordinario. Lo es por la proeza técnica que sigue suponiendo abrir una vía a través de una montaña, y lo es también por el impacto social que genera conectar dos puntos que, de otro modo, estarían prácticamente incomunicados. 

El pasado miércoles 29 de noviembre se inauguró la variante de Pajares, una infraestructura que permite conectar Madrid y Asturias con trenes de alta velocidad. Gran parte de esta obra ferroviaria, la más compleja jamás realizada en España a nivel técnico, transcurre por túneles que se adentran en la montaña y que unen uno y otro lado de la cordillera Cantábrica.

Detrás de esta infraestructura hay años de trabajo, dedicación, esfuerzo, talento, innovación, historias personales y, sobre todo, desafíos. Una larga lista de soluciones imaginativas e innovadoras que han conseguido convertir una gran barrera de piedra en una vía de paso para el ferrocarril. 

Desafíos técnicos a 1000 metros de altitud

La UTE en la que participó Ferrovial (junto a Sacyr y Cavosa) está detrás de la ejecución del tramo de túnel que une Viadangos, en León, con Telledo, en Asturias. Este túnel se adentra a lo largo de más de 10 kilómetros en el corazón de la montaña. Abrir túneles de esta longitud a más de 1000 metros de altitud y en un lugar con un relieve tan complicado supone un gran reto a nivel científico, tecnológico y financiero. 

Antes de comenzar las obras, el interior de la montaña se presenta como un territorio desconocido y que despierta muchas incertidumbres. Una vez se empieza a trabajar, pueden descubrirse tensiones internas, bolsas de gas, deformaciones, fracturas o lugares en donde el agua genera una altísima presión, entre otras complicaciones. Y, cuanto más largo es el túnel, más probabilidades hay de encontrar dificultades no previstas en la fase de diseño. 

En el túnel que hoy une Viadangos con Telledo se emplearon dos métodos de excavación distintos. Los primeros 40 metros desde el emboquille se realizaron con sistemas convencionales. Los siguientes, con una tuneladora de casi 10 metros de diámetro. Esta fue capaz de travesar un macizo geológico en el que se encontraron desde deformaciones plásticas y pequeñas cavernas hasta golpes de agua e inundaciones, entre otros obstáculos. 

El propio montaje de la tuneladora ya fue una operación de gran complejidad. Este se realizó sobre una plataforma metálica que a su vez protegía el río Huerna. Una vez terminado el túnel, esta plataforma (y con ella la bóveda provisional situada sobre el río) se sustituyó por un viaducto de 40 metros de longitud. 

El lado humano de atravesar montañas

Las obras de la variante de Pajares hacen conectar Madrid con las dos principales ciudades asturianas, Oviedo y Gijón, en un viaje de apenas tres horas en tren. Un cambio que puede transformar la vida de los pueblos que se encuentran a ambos lados de la cordillera Cantábrica. 

El doble túnel de la Variante de Pajares entre Asturias y León permite el paso de trenes de viajeros y mercancías a velocidades de más de 200 kilómetros por hora. Se trata de un paso de gigante en el plan de llevar el tren de alta velocidad a todos los puntos de España. 

Estas obras cambiarán el presente y el futuro de los viajes a Asturias, y han dejado también una huella imborrable en los cientos de trabajadores que las han hecho realidad. Detrás de todos estos años de trabajo, está el trabajo de profesionales, como los de Ferrovial, involucrados y capaces de hacer frente a tremendas dificultades. 

Basta con imaginar el día a día (y las inclemencias del invierno) en plataformas situadas a más de 1000 metros de altitud. O el trabajo en el interior del macizo, bajo un techo coronado por cientos e incluso miles de metros de montaña.  

La creación de estos túneles ha contribuido a consagrar a obreros e ingenieros de Ferrovial y del resto de las empresas implicadas como líderes capaces de transformar nuestras infraestructuras. Este nuevo trazado y todos los túneles que hay en su interior dejan en la montaña la marca del esfuerzo, el talento y la búsqueda de soluciones técnicas innovadoras. Dejan, también, la determinación de conectar ambos territorios con el tren de alta velocidad. 

¿Quién sabe? Puede que la próxima vez que entremos en un túnel no nos limitemos a bajar la velocidad. Puede que miremos a un lado y a otro y pensemos en el trabajo que supuso hacerlo realidad. En la cantidad de personas y empresas que tuvieron que superar enormes retos para construirlo. O, incluso, en el impacto que tiene en nuestra vida poder atravesar montañas y no necesitar horas (o incluso días) para rodearlas.