Impostores

Hay intelectuales de la era digital, posmodernos ellos a ultranza, que defienden el plagio como un arte. Copiar de aquí y de allí (incluso capítulos enteros de novelas) y mezclarlo para venderlo como una obra nueva. En cine eso se ha hecho desde siempre (los más grandes copiaban incluso a los más pequeños) y nadie se rasga las vestiduras. Lo llaman homenaje y listo. El hombre perfecto entra a saco en terrenos muy conocidos (Patricia Highsmith en el contenido, Hitchcock en ciertas formas, aunque no descartemos tampoco a Claude Chabrol y Melville). Asunto de impostores, vidas falsas y enredos cada vez más peligrosos, El hombre perfecto es cualquier cosa menos original, pero también es un divertimento ameno, tenso y bien interpretado, con una Ana Girardot inmensa.

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