Buonasera, Julio

Es muy difícil sobreponerse a un golpe como éste, maestro como periodista y ejemplo como amigo y compañero. Compañero de viaje desde hace casi medio siglo, cuando compartíamos caminos rumbo a Madrid a cursar los estudios en la vieja Escuela Oficial de Periodismo. Desde entonces coincidimos en numerosas etapas en varios medios de comunicación. Julio, de pluma brillante, intuición profesional, dotes de dirección, sentido del humor e ironía permanente, tenía, sin embargo, un punto de timidez que, en algunas ocasiones, le impedía un acercamiento mayor.

Y este aspecto me da pie a recordar una de las numerosas anécdotas, tal vez la más simpática, de nuestras miles de andanzas profesionales. Hace cuarenta años. Septiembre de 1978. El Sporting, en su etapa más brillante, de la mano de Vicente Miera, intervenía por primera vez en su historia en Europa, en la Copa de la UEFA. Su primer rival fue el Torino, al que superó tras el brillante partido de ida (3-0) con el famoso gol olímpico de Enzo Ferrero. Estamos en la vuelta, en Turín, donde viajamos los enviados especiales de numerosos medios. Todos juntos, con el equipo accesible, con la información cercana. Qué tiempos. En aquella época aún no existían los insoportables e inútiles responsables de Prensa. Julio Puente no se decidía a utilizar palabras en italiano posiblemente por pudor. Hasta que, volviendo al hotel juntos, y cuando llegamos al piso señalado, al abrir la puerta del ascensor nos encontramos con otros huéspedes esperando. Julio, en un alarde de esfuerzo, se animó a saludarles creyendo que eran oriundos: "Buonasera". El interlocutor le miró con curiosidad y media sonrisa y le contestó: "Hola, qué hay". Era un seguidor rojiblanco de El Entrego. Luego Julio se lamentaba del esfuerzo inútil. No volvió a pronunciar una palabra en italiano.

Esto, que corrió como la pólvora en la expedición, quedó para siempre en la mente de muchos compañeros. Como hoy nos quedan su imagen, su recuerdo imborrable y su gran corazón. Julio, vaya palo. Para mí sigues presente como la última vez que estuvimos juntos, hace un mes, en Casa Gervasio. Cualquier día tomamos otru culín.

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