El triunfo de la convicción y la perseverancia

Amador Menéndez

La bioquímica Katalin Karikó y el inmunólogo Drew Weissman se han convertido en los "rostros" del ARN mensajero, tecnología que ha permitido desarrollar vacunas contra el coronavirus Covid-19. Esta tecnología y las vacunas asociadas no existirían sin la convicción y perseverancia de la doctora Karikó durante casi cuatro décadas de investigaciones, en las cuales tuvo que sortear numerosos obstáculos. Quizás tampoco hubiese sido posible sin un encuentro fortuito en una fotocopiadora entre Karikó y Weissman. Sus trascendentales y revolucionarios desarrollos les han hecho merecedores del Premio Nobel de Medicina 2023 y de muchos otros reconocimientos, como el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2021.

La "carrera de obstáculos"

Katalin Karikó nació en una familia modesta en un pueblo de Hungría, donde creció sin agua corriente ni electricidad. Allí estudió Biología y a los 23 años comenzó a investigar en el Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Szeged, centro en el que realizó su tesis doctoral. Ya en ese momento empezó a interesarse por el ARN, ese "código genético" con instrucciones para fabricar las proteínas de nuestro cuerpo y el de otros seres vivos. A los 30 años, fue despedida del centro. Viajó entonces a América en busca del tan ansiado "sueño americano". Pero el sueño no fue tan idílico como imaginaba. Nadie, salvo Karikó, creía en el potencial terapéutico del ARN. No recibió apoyo alguno durante años. "Recibía una carta de rechazo tras otra, tanto de universidades como de empresas farmacéuticas, cuando presentaba proyectos para desarrollar la tecnología de ARN mensajero", sostiene Karikó. A pesar de las dificultades, nunca desistió en su intento de hacer realidad una tecnología a la que veía mucho potencial terapéutico. No obstante, la tecnología no estaba exenta de problemas. Y es que al introducir el ARN sintético en el organismo se originaban reacciones inflamatorias. En el año 1997, como investigadora en la Universidad de Pensilvania, Karikó se encuentra con un inmunólogo en la fotocopiadora, Drew Weissman, circunstancia que cambió su destino. Decidieron colaborar para sortear las mencionadas inflamaciones que provocaba el ARN sintético, unas inflamaciones que venían provocadas por el rechazo del sistema inmune ante un agente extraño. Fruto de esa colaboración y tras numerosas investigaciones, lograron modificar el ARN y eliminar las referidas inflamaciones. Ese descubrimiento fue una pieza clave para hacer realidad las vacunas de ARN mensajero con las que la humanidad hizo frente con éxito a la pandemia Covid-19.

Funcionamiento de las vacunas

Las vacunas convencionales exponen a nuestro organismo a formas debilitadas de un patógeno para que el sistema inmunitario reaccione y fabrique anticuerpos (nuestras defensas) contra el patógeno. Aunque este tipo de vacunas ha salvado muchas vidas humanas, el procedimiento no es infalible. En ocasiones, un patógeno que no se ha inactivado lo suficiente ha provocado la enfermedad. Además, la inactivación de patógenos requiere largos períodos de tiempo.

La estrategia es diferente en la nueva generación de vacunas basadas en el ARN mensajero. Entre otras ventajas, esta tecnología permite acortar los tiempos de fabricación y posibilita su producción masiva. En estas vacunas no se introduce el patógeno debilitado, sino las "instrucciones" para que nuestro cuerpo fabrique los correspondientes anticuerpos. Estas "instrucciones" están "escritas" en moléculas de ARN mensajero.

Otras aplicaciones

Las vacunas de ARN mensajero han saltado a la fama por su eficacia contra el coronavirus causante de la pandemia covid-19. Pero, más allá de este caso particular, esta tecnología podría utilizarse en el futuro para abordar otras patologías, como el cáncer. Durante esta última década se están realizando diferentes estudios para tratar el cáncer con las vacunas de ARN y los resultados preliminares están siendo muy prometedores. Ciertamente, la tecnología basada en ARN mensajero abre una esperanzadora era en la medicina a la hora de tratar con éxito diferentes patologías. Y nada de esto hubiese sido posible sin la convicción, perseverancia y los trascendentales descubrimientos de Katalin Karikó y Drew Weissman. Por méritos propias estos científicos ocuparán para siempre un lugar destacado en la historia de la ciencia y en la propia historia de la humanidad, pues sus trascendentales desarrollos han salvado millones de vidas humanas.

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