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Llevan premio

Juan Mayorga, estreno mundial en el Campoamor

El "Princesa" de las Letras, filósofo y matemático, ha prometido contar en su discurso cuándo descubrió el teatro

Juan Mayorga Pablo García

En Juan Mayorga el misterio es el teatro. El premio "Princesa" de las Letras y dramaturgo español vivo más representado y traducido del momento es un madrileño de Chamberí, añada del 65, clásico en el vestuario informal del siglo XX, proyector de una mímica muy discreta y un discurso manso de palabra precisa. Encontró la filosofía en la biblioteca de casa y con 15 años empezó a escribir poesía y ficción al mismo tiempo que descubría el reto intelectual de las matemáticas con el impulso por el desafío de los adolescentes, pero el teatro…

Ha contado que se aburrió y fascinó con Federico García Lorca y Nuria Espert en "Doña Rosita la soltera o El leguaje de las flores" en segundo de Bachiller y ha vuelto una y otra vez sobre ese recuerdo sin hallar en él la clave. La dará esta tarde en las tablas del Campoamor. "Escribiendo el discurso del premio también he recordado cuando descubrí el teatro yo, un teatro que era un lugar en el que, como adolescente, me respetaban porque esperaban que yo escuchara, pensase, recordase, imaginase…". Estreno mundial.

A las Matemáticas en que se licenció en la Universidad Autónoma les sacó cinco años de docencia en la Enseñanza Secundaria, la disciplina de solucionar un problema con una fórmula y a Coté, la compañera de Facultad y profesora en la Politécnica que es la mujer de su vida.

A la Filosofía, en la que se licenció al tiempo en la Universidad a Distancia, le extrajo el hallazgo de respuestas en las ideas, una ampliación de estudios en Münster, Berlín y París y un doctorado con tesis sobre Walter Benjamin, a quien debe el compromiso con la contemporaneidad y lo que nos interpela.

Al teatro le debe todo lo demás: es su medio de expresión, lo que responde a lo que sabe en réplicas y la factoría donde fabrica con palabras que se ha vuelto su modo de vida.

En el principio siempre es el verbo en la oscuridad. Alfredo Mayorga, padre del dramaturgo, estudiaba Magisterio con un compañero ciego al que leía en alto los temas. Cuando ya era inspector de Educación, Alfredo leía en alto las ideas de Ortega y Marañón o las novelas de Mann o Du Maurier mientras sus dos hijos varones jugaban a las chapas en el suelo del cuarto. Esas palabras que orbayaban sobre los niños calaron en Juan.

Juan escribió su primera obra de teatro, "Siete hombres buenos", a los 24 años, la presentó al premio para autores jóvenes "Marqués de Bradomín" y quedó finalista en la edición que ganó el asturiano Maxi Rodríguez, y, sin embargo, amigo. Como no tira nada, la estrenó en 2020, 31 años después. Como recicla, convirtió en monólogo ensayístico su discurso de ingreso en la Real Academia, sillón M, vacío desde la muerte del poeta asturiano Carlos Bousoño. "Silencio" se titula la escenificación de sus palabras para Blanca Portillo. Como reutiliza, no diga cualquier frase a su paso porque puede encontrarla, en 24 horas, hecha teatro de pies en el suelo, pensamiento en alto e imaginación en círculos. Hay una economía creativa circular en Mayorga: lo aprovecha todo.

En 23 años meteóricos de teatro ha escrito 40 obras y muchas versiones, ha sido docente y director y ha ganado premios, más con paso firme que con prisa porque también ha sido el progenitor al mando de las extraescolares y las actividades deportivas de tres vástagos, dos en la veintena y una en la adolescencia.

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