Entrevista | Teresa Freixes Catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona

"La hoja de ruta del secesionismo catalán sigue vigente y se aplica sistemáticamente"

"El blanqueo del terrorismo no es propio de sociedades democráticas sanas; nunca hubo dos bandos, hubo unos que mataban y otros que poníamos los muertos"

Teresa Freixes Sanjuán ayer, en Oviedo.

Teresa Freixes Sanjuán ayer, en Oviedo. / David Cabo

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

La jurista catalana Teresa Freixes Sanjuán (Lérida, 1959) es catedrática de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona y catedrática Jean Monnet "ad personam" de la Comision Europea. Freixes ejerció el activismo contra el régimen franquista; fue discípula de Jordi Solé Tura, uno de los padres de la Constitución española; ha contribuido a la redacción de la Constitución Europea; es una de las miles de víctimas colaterales de la banda terrorista ETA, que asesinó a su hermano Jesús María, de 21 años, por ser guardia civil, y, en 2017, se puso al frente de la plataforma Concordia Cívica, nacida para aglutinar a las fuerzas políticas y sociales no independentistas de Cataluña. Con la autoridad que le otorga ese bagaje, intelectual y vital, y aún mucho más amplio de lo que aquí es psible recoger, opina sobre la actualidad política.

–¿Qué lectura hace de los resultados de las elecciones catalanas?

–Es cierto que el independentismo ha bajado en votos y en escaños. Ese es un dato, desde mi punto de vista, positivo porque indica que la gente está un poco harta de esta situación que no tiene ninguna salida política en absoluto para los intereses generales de la sociedad catalana, pero eso no quiere decir que se haya desactivado lo que hemos llamado el "procés". Eso ha ido mutando desde el año 15, 16, 17... Hasta ahora, que en vez de plantear una independencia lo que están buscando es una confederación de facto, es decir como si fuéramos independientes pero sin serlo y dominando desde sus perspectivas la economía, la educación, la sanidad, la administración, la política, todo.

–¿Todo sigue igual?

–No se ha solucionado nada, simplemente estamos en esta otra fase, muy problemática porque en las anteriores, más radicales, el Gobierno nacional se oponía, mientras que actualmente confluyen, y eso a nosotros, a los catalanes no secesionistas, nos da más miedo. Hemos visto como los socialistas decían que no habría amnistía, ahora resulta que la amnistía va a traer la convivencia a Cataluña. Nos dicen que no va a haber autodeterminación, pero ¿quién les cree? Esta confluencia entre sectores socialistas y populistas con el independentismo puede ser un peligro para una sociedad moderna como la que quiere ser la sociedad catalana, bien instalada en España y en Europa.

–Si no hay pacto de gobierno Cataluña debería ir a otras elecciones, las europeas están ahí, venimos de las vascas, las gallegas, la repetición de las generales... ¿Es democráticamente sano?

–No, es terrible, y hoy acabo de leer que dependiendo del resultado de las europeas podría haber generales en octubre. Eso es someter a la sociedad a un alto estrés simplemente por voluntad de unos políticos que tampoco responden a las necesidades de la mayoría. La abstención significa que las políticas que se aplican no responden a lo que la sociedad necesita.

–¿El resultado de las catalanas denota decepción con el "procés" o desinterés por parte de los votantes jóvenes?

–Están defraudados, porque no lo consiguen, y ya sabían que no lo iban a conseguir. Es que yo siempre he estado convencida de que, más que la independencia de "iure", quieren la independencia "de facto", quieren consolidar una dominación en el territorio, de la población. Eso de una república confederal a muchos de ellos les da lo mismo. Por otra parte, en la franja de edad de los primeros votantes, ente los 25 y los 30 años, están hartos, y se están decantando hacia la abstención o hacia posiciones, digamos, curiosas, como la entrada de VOX en las universidades, algo que nunca hubiera creído en la universidad catalana. Yo supongo que están un poco hartos de adoctrinamiento, de que se les presione no sólo con el tema de la independencia, sino también con el género, la identidad sexual...

–¿Urge cierta estabilidad política?

–Habría que volver a lo que yo llamo la centralidad, a que las decisiones se tomen pensando en la gran mayoría. De ahí es de dónde venimos:_el sistema de 1978 nace de un consenso fuerte, avalado por la inmensa mayoría de la sociedad. Parecía que podría continuar pero en este último decenio se ha roto y es peligroso, muy peligroso, porque lleva una polarización muy grande. Esta dinámica de bloques no solamente se ve en la política sino también en el trabajo, en la administración, en la escuela...

–¿Se ha reparado la fractura entre amigos y familias de los momentos más broncos del "procés"?

–Eso continúa, lo que no continúa es la aprobación de desastres en el parlamento como las leyes de desconexión, no nos incendian Barcelona, no hay barricadas por toda la ciudad, no asaltan el aeropuerto, pero es que no lo necesitan. Hubo una respuesta a aquello con el aplicación del artículo 155, pero fue muy "light". La hoja de ruta que tiene el secesionismo desde los años 80, el documento "Cataluña 2000", sigue vigente y se aplica sistemáticamente.

–¿Qué opina de cómo ha integrado el País Vasco al independentismo terrorista en el sistema político?

–El blanqueo del terrorismo, eso es lo que se ha hecho. Eso tampoco es propio de sociedades democráticas sanas. Tenía que haber habido un debate profundo y, en todo caso, un reconciliación, de verdad, como hubo en los años 70 entre dos bandos, pero en el terrorismo nunca habido dos bandos luchando: ha habido unos que mataban y los otros que poníamos los muertos. Eso no se ha encauzado bien, la gente joven no sabe hoy en día quién era Miguel Ángel Blanco, les suena que hubo una vez un grupo que, en defensa de su tierra y no sé cuántos, había matado gente pero no son conscientes de ello. Se ha olvidado y no se han cicatrizado las heridas, simplemente se ha tapado, se ha blanqueado

–¿Hay que reforzar el Estado central?

–Lo que hay que reforzar es la cultura política general de la población, que la tenemos escasísima. Somos el único país de la Unión Europea que no enseña a sus jóvenes qué es el sistema constitucional, qué significa estar en Europa, cómo funcionan las instituciones, qué clases de normas hay, que es el poder judicial que es el Estado de derecho... Falta masa crítica y sin masa crítica la democracia carece de una base fuerte. Democracia no solamente es votar cada cuatro años, requiere que la ciudadanía sea más consciente, exprese sus opiniones y tenga cauces de participación

–Se acercan las elecciones europeas. ¿Cómo lo está haciendo Europa en un contexto internacional tan convulso?

–La Unión Europea sólo tiene las competencias que los estados miembros le quieran atribuir en política internacional, no es un superestado. Poner en marcha una política europea, teniendo en cuenta la complejidad de 27 estado y todo el entorno, es difícil, pero es muy necesario, porque ninguno de los estados, ni los más grandes, tiene capacidad de influir en el resto del mundo. Europa se estructura entre otras cosas en torno al concepto de solidaridad. No se puede articular exactamente igual en cada uno de los territorios, pero sí de manera que, en su conjunto, la Unión Europea sea consecuente con ese principio.

–Con el panorama actual ¿tiene confianza en el futuro?

–Yo, por carácter, soy optimista, y siempre digo lo mismo, que si salimos de la dictadura –porque yo ya soy muy mayor y salí de la dictadura– saldremos de todo esto. 

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