El consejo de administración del Sporting se afana por lanzar un mensaje de tranquilidad, que no esconde una preocupación evidente. La versión oficial niega que se esté analizando el futuro de Abelardo en el banquillo rojiblanco y justifica el encuentro mantenido ayer por el entrenador y el máximo accionista como algo habitual después de los partidos y más aún tras las derrotas. Lo que está fuera de debate es que los miembros del consejo de administración rojiblanco, Javier Fernández, Javier Martínez y Fernando Losada, junto con el director deportivo, Nico Rodríguez, permanecieron en El Molinón hasta cerca de las cinco de la tarde. Abelardo abandonó el campo municipal una hora antes, después de mantener una charla informal con el presidente.

"Le veo casi siempre después de los partidos, sobre todo si perdemos, para dar ánimos. En caliente no creo que sea el momento de tratar nada", aseguró Javier Fernández al ser consultado por este periódico. Otros miembros del consejo se manifiestan en términos similares. En general se mantienen a favor de buscar las soluciones en casa y sin volverse locos.

Los argumentos a favor de Abelardo son varios. En primer lugar, está el plano deportivo. El consejo quiere dar continuidad al proyecto que se había marcado. Además, se entiende que un cambio en la dirección del equipo no es ninguna garantía de mejora a corto plazo. El plano económico tampoco aconseja las decisiones bruscas. Abelardo tiene contrato hasta 2020 y, si el club lo despide con la temporada en curso, tendrá que pagarle los cuatro años. En cambio, el acuerdo incluye una cláusula por la que cualquiera de las dos partes puede romper el acuerdo unilateralmente a final de temporada en caso de descenso. El club no está dispuesto a asumir el gasto que acarrearía un relevo en el banquillo, con la indemnización de Abelardo, el sueldo del nuevo técnico y las peticiones deportivas de éste. Otra cosa sería que el consejo tuviera que afrontar soluciones que les sorprendan, como podría ser una dimisión del entrenador. Algo que no parece probable.

A corto plazo, los únicos movimientos que se esperan son los que pueda haber en el mercado de invierno. Javier Fernández había reservado una partida de 600.000 euros para la búsqueda de un pivote. A la vista de la situación, y con una alarmante preocupación por el bajo de estado de forma de futbolistas que estaban llamados a ser importantes en el equipo (tanto fichados, como de los que siguen de la temporada anterior), podría haber finalmente más movimientos. Nuevamente, lo económico lo condiciona todo. El club abrirá la puerta de salida a determinados futbolistas que quieran buscar lejos de Gijón los minutos que no tienen, pero es contrario a marchar incentivadas de jugadores.