El inicio del choque fue toda una declaración de intenciones. El Sporting se asomó al balcón del área y provocó una falta peligrosa que pareció idónea para el especialista Duje Cop, recuperado para la causa por Rubi. El croata puso el balón cerca del larguero, pero demasiado al centro y Adán metió una manopla salvadora. Fue el primer y último remate del Sporting en el primer tiempo. El penúltimo del encuentro.

A partir de ahí, creció el Betis de los teñidos, con un Ceballos escandaloso y un Jonás que revolvió por todas partes. El Betis, evitó el sentimentalismo de las viejas amistades, y buscó las cosquillas a la nerviosa defensa rojiblanca, a la que muchas veces le ganó la espalda. La tormenta arreció a eso de los veinte minutos, con tres ocasiones seguidas que desactivó Cuéllar muy seguro. Las llegadas locales fueron menudeando, mientras los rojiblancos miraban de reojo al reloj.

La del segundo tiempo fue una historia muy diferente. Es cierto que el Betis dispuso de algunas buenas ocasiones, pero no era el día de Rubén Castro. La defensa rojiblanca empezó a sentirse bien y Cop estuvo a un paso de poner patas arriba el Benito Villamarín. El Sporting salió a la contra tras un córner local. Durmisi, que se había quedado de cierre, llegó al lateral derecho para abortar un avance de Isma López. Cop intuyó la cesión del danés a su portero, se anticipó a Adán y, cuando no tenía ángulo, se perfiló para embocar con la derecha, pero no pudo esquivar el primer palo.

El Betis cogió miedo y aunque siguió apretando, ya se preocupó también de guardar la ropa. El Sporting se atrincheró en torno a su área, con Xavi Torres incrustado entre los centrales. El equipo dio un paso atrás para coger impulso y ya no volvió a sufrir mayores rasguños. Tanto fue así, que el empate se dio por seguro mucho antes de que Undiano Mallenco señalase el camino a vestuarios. Al Sporting le quedaron fuerzas para el sprint final y llegó a acercarse al área de Adán, pero con nula capacidad de remate.

Rubi sale bien parado de su primera final. No es fácil empezar una etapa en un equipo sumido en una profunda depresión con dos desplazamientos a dos campos complicados y sin dos piezas fundamentales. La primera impresión ha sido buena, pero habrá que esperar a ver cómo evoluciona el paciente. Las primeras pinceladas han sido interesantes, pero falta ver si Rubi será capaz de completar el cuadro.