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Primera División

Regreso al lugar del atraco

El Sporting vuelve a jugarse la vida en Eibar, escenario del polémico arbitraje que dejó al equipo sin ascenso en la 2003-04

Regreso al lugar del atracoMARCOS LEÓN

El Sporting volverá a jugarse la vida en Ipurúa. Lo hará este domingo, a las 20.00 horas, en busca de una victoria obligatoria para mantener viva su aspiración de lograr la permanencia. El equipo saltará al campo del Eibar con parecidas urgencias que las de aquel 24 mayo de 2004, la fecha de un partido marcado en la memoria del sportinguismo por la polémica actuación de Rodado Rodríguez, señalado como el culpable de que los gijoneses no lograran ese año un ascenso a Primera División que estuvo a tiro durante toda la temporada.

Ipurúa está en deuda con un Sporting que debe rescatar el espíritu de la temporada 2003-04 para contar con opciones de llevarse el triunfo el domingo. En aquella campaña, el conjunto gijonés llegó a Ipurúa en la jornada 38, con otras cuatro jornadas por delante para cerrar la Liga, y a un punto del tercer puesto en la tabla, el último que daba el ascenso directo. Los armeros marchaban octavos en la clasificación, mostrándose como un conjunto sólido, pero el Sporting, dirigido por Marcelino García Toral, no estaba dispuesto a perder el tren del ascenso.

Rodado Rodríguez empezó a acaparar protagonismo en los primeros minutos con unos errores que incluso sorprendieron a los locales, como después reconoció el jugador del Eibar Gorka Brit. Los locales se adelantaron en el marcador con un penalti inexistente que igualó Dani Borreguero. Fue entonces cuando el colegiado balear volvió a centrar las miradas, al pitar otro penalti a favor del cuadro vasco que solo él vio en el campo. Los nervios empezaron a tensarse y entonces comenzó un carrusel de expulsiones que volvió a tener como víctima al conjunto rojiblanco.

A Rodado no le tembló el pulso para expulsar a tres futbolistas del Sporting en prácticamente tres minutos. De esta forma tomaron el camino de la ducha antes de tiempo Yago, en el minuto 76, por doble amarilla; David Bauzá, también por doble amarilla, y Christian Díaz, por roja directa. Las protestas sobre el terreno de juego se extendieron a la grada, entre los sportinguistas desplazados a Eibar. El ambiente se caldeó hasta el punto de que se lanzaron butacas al terreno de juego. Hubo tiempo todavía a que el Sporting sacara la casta, y con ocho jugadores sobre el terreno de juego, lograra el empate en tiempo de descuento gracias a un tanto de Rubén.

Aquel Sporting no logró el ascenso, pero la raza que sacó el equipo en momentos tan delicados quedó marcada en la afición, que todavía recuerda con cariño aquella campaña en la que el regreso a Primera estuvo tan cerca. Ahora, los rojiblancos afrontan un desafío un tanto más complicado por los partidos que quedan y el hecho de no depender de sí mismos. No quedan testigos en el vestuario, pero sí en un sportinguismo que, como sucedió aquel día en Ipurúa, nunca se rinde.

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