Tiene memoria la afición del Sporting. Después de su marcha el pasado verano de Gijón, Lillo reconoció que no se había adaptado a la ciudad. El lateral fue uno de los jugadores que quedó señalado por el descenso, y ayer El Molinón quiso recordarle al ahora jugador de Osasuna su malestar. Lillo fue recibido con una sonora pitada a la llegada de Osasuna, al ser nombrado en la alineación, en cada balón que tocó durante el partido y cuando fue sustituido. "En Gijón viví una situación complicada. El equipo no andaba bien y descendimos. Tanto mi familia como yo no estábamos a gusto. No lo hemos pasado bien", dijo Lillo en su presentación el pasado septiembre con Osasuna.

Sin embargo, Miguel de las Cuevas fue aplaudido igual que el año pasado por la afición rojiblanca, ya que dejó un buen recuerdo de su paso por Gijón en la etapa de Manolo Preciado.

El día y la hora restó presencia de aficionados navarros, que suelen desplazarse en un buen número siempre a Gijón. Aunque algunos como Ernesto Milagros, de la localidad navarra de Monreal y con familia política en Asturias en Ablaña y San Juan de Nieva, no se lo quiso perder, ya que guarda una gran relación con su amigo gijonés José Parrón, ya que ambos son transportistas. "Al Sporting le veo como a Osasuna, con falta de regularidad, no gana casi fuera y nosotros pinchamos mucho en casa", señala.