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El fin y los medios de Torrecilla pierden gas

La crisis de juego, de identidad, o como se quiera llamar, del Sporting tiene el mejor de los ejemplos cómo con el paso de las jornadas han ido desapareciendo del once, e incluso de la convocatoria, los fichajes de Torrecilla de este verano. De las opciones con las que el director deportivo dotó al Pipo para esta Liga, el técnico rojiblanco ayer sólo utilizó de salida a tres: dos laterales (Molinero y Noblejas) y un delantero (Djuka, el fichaje más caro de la historia del Sporting). El resto, o guardaron su turno en el banquillo, o les tocó ración de pipas y wifi en la grada. El director deportivo, el hombre al que el presidente lo fía todo en lo deportivo, vino a decir hace unos meses que daba igual convertir al Sporting en una pequeña ONU, y que, en modo Maquiavelo, lo importante no eran los medios (decenas y decenas de fichajes), sino el fin (regresar a Primera). De momento, el fin y los medios de Torrecilla pierden gas y la temida evaluación de junio se acerca. Tic, tac, tic, tac.

Increíble. Poco más se puede decir. Se han acabado los adjetivos para calificar el comportamiento de la afición del Sporting. En un día de perros, con un equipo en muerte cerebral, ayer casi 19.000 seguidores rojiblancos midieron su cabreo -al margen de las pitadas al palco y las linternas anti-Fernández- para no lastrar más las piernas de los suyos. Bromas las justas cuando se camina al filo del precipicio. ¡Qué buenos vasallos si tuvieran un buen señor!

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