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El efecto José Alberto continúa

Babin y Djurdjevic dan ante el Tenerife el segundo triunfo seguido a un Sporting crecido de la mano de su entrenador en una vertiginosa segunda parte

El partido del Sporting, en imágenes

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Dos victorias en dos partidos. El Sporting de José Alberto sólo sabe ganar en una reacción que tuvo esta vez al Tenerife como víctima. Los rojiblancos, tras un prometedor inicio, afilaron las garras después del descanso gracias a la apuesta ganadora del entrenador al dar entrada a Blackman y Cristian Salvador en un doble cambio decisivo. Babin y Djurdjevic pusieron los goles en un triunfo sufrido ante un también atrevido cuadro chicharrero, que murió en área rival tras acortar diferencias por medio de Naranjo.

El fútbol sonríe la valentía del Sporting. Los rojiblancos volvieron a apostar fuerte por la victoria y repitieron triunfo. El pleno de José Alberto tiene mucho de la filosofía de un entrenador que en dos jornadas ha superado ya el botín obtenido en los dos meses anteriores, reducido a cuatro puntos. El giro en el esquema tras el descanso abrió un partido encayado después de apagarse el fulgurante comienzo de los gijoneses. El 4-1-4-1 inicial pasó a ser un 4-4-2 que se comió al Tenerife en seis minutos. Hubo respuesta rival, pero los tres puntos se quedaron en casa, con el añadido de la belleza plástica de los remates de Babin y Djurdjevic, en mayor medida para el serbio, reflejando también el trabajo cara a puerta realizado por la semana, casi una obsesión desde que tomara las riendas José Alberto. No es casualidad que Djurdjevic se estrenara ayer como goleador en Liga, ni que Blackman haya vuelto a acariciar su primer tanto como rojiblanco.

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Los goles del Sporting - Tenerife (2-1)

El planteamiento inicial maduró el estirón final. Lod recogió el testigo de Nacho Méndez. La entrada del finlandés por el de Luanco, sancionado, se convirtió en el único cambio de un Sporting continuista para reforzar el deseo de repetir lo visto en Granada. Lod, en este caso, ocupó la banda derecha, dejando el interior a Carmona. Lo previsto. Mismo dibujo y estilo para subrayar el patrón de un José Alberto dedicido a aprovechar debut en El Molinón exprimiendo hasta al jugador número doce. La grada estuvo con él y con el equipo desde la llegada al campo, jaleada minutos después por megafonía para que los aplausos dieran calor a la fría noche gijonesa. José Alberto puso además la nota de la casa en un encuentro en el que el Sporting volvió a presentar un once sin asturianos, como ya sucedió en la etapa de Herrera y se repitió con Baraja. Mareo, en este caso, estuvo representado por el líder del banquillo, que ha contagiado su espíritu ganador.

La entrada de Blackman y Cristian abrió el camino al triunfo

El inicio, como en Granada, volvió a ser prometedor. André Sousa probó a Dani Hernández en el primer minuto, poniendo de manifiesto la recuperada vocación ofensiva del equipo. La ocasión más clara de los rojiblancos llegó ya a los once minutos, fruto de la picardía a balón parado. Un saque rápido de Carmona pilló descuidada a la zaga del Tenerife y permitió a Robin Lod enviar un centro medido al segundo palo a un Babin que mandó a las nubes con todo a su favor para abrir el marcador. Tal y como sucedió en el Nuevo Los Cármenes, el Sporting salió descarado. También se diluyó demasiado pronto.

El paso de los minutos igualó las fuerzas e hizo desperezarse a un Tenerife que probó a Mariño, poco después, con un "platanito" de Bryan Acosta. El disparo combado del hondureño, envenenado a ojos del espectador, anunció las ganas de los canarios de romper con ocho meses sin victorias lejos del Heliodoro y no ser partícipes de la fiesta de bienvenida al entrenador local. El peligro rival se alimentaba cada vez que el balón pasaba por las botas de Luis Milla. El fino heredero del exjugador del Barcelona y el Madrid se colaba entre las líneas de un Sporting intenso y pegajoso, personificado en el ímpetu de un André Sousa emergente en cada rincón del campo, o en el participativo Cordero. En el último cuarto de hora llegó la más clara de los visitantes. Milla envió un caramelo al área a Naranjo, que tras ser cerrado por Mariño volvió a buscar atrás al centrocampista del Tenerife. El remate final, con el meta rojiblanco en plena carrera para volver a tomar sitio bajo palos, se marchó arriba. Alivio.

El Sporting se fue al vestuario con la sensación de no haber acabado de meterle mano al partido. La necesidad de volver a enchufarse fue evidente desde los primeros minutos de la reanudación: los dos entrenadores pusieron a calentar a sus banquillos nada más iniciarse la segunda parte. El primero en mover ficha fue José Alberto. Blackman y Cristian Salvador saltaron al rectángulo, por Carmona y Cofie, transcurridos los primeros diez minutos de la reanudación. Toda una declaración de intenciones resumida en dos movimientos. El equipo lo agradeció. Empezó otro partido.

La primera ocasión llegó cuatro minutos después, con un zurdazo de Blackman que se fue lamiendo el palo. La de arena la dio Cristian Salvador, con una pérdida que terminó en gol anulado a Acosta, al señalar el árbitro falta de Milla sobre Babin, muy protestada por los visitantes. El internacional por Martinica protagonizó la siguiente acción, en la que puso por delante al Sporting gracias a otra jugada a balón parado. El centro mordido de Lod, esta vez a saque de esquina, encontró el recurso de media volea de Babin, quien ya no perdonó.

El Tenerife se abrió. El partido ganó en vértigo. El Sporting mató con la resurrección del encargado de hacer el papel de "killer": Djurdjevic. El serbio metió su primer gol en Liga a lo grande. Controló un balón perdido en el área, de espaldas a la portería, y armó un revés, a modo de tijera, imposible para Dani Hernández. En cuatro minutos el partido giró. El Tenerife dio todavía mucha guerra. La entrada de Suso Santana y Montañés elevó la apuesta ofensiva desde el otro bando y Naranjo acortó distancia en un despiste defensivo a falta de veinte minutos. Nervios e ida y vuelta en una traca final que terminó con los chicharreros muriendo en los guantes de Mariño, en una gran estirada final del vigués para hacer bueno el golpe de timón desde el banquillo. El efecto José Alberto continúa.El inicio, como en Granada, volvió a ser prometedor. André Sousa probó a Dani Hernández en el primer minuto, poniendo de manifiesto la recuperada vocación ofensiva del equipo. La ocasión más clara de los rojiblancos llegó ya a los once minutos, fruto de la picardía a balón parado. Un saque rápido de Carmona pilló descuidada a la zaga del Tenerife y permitió a Robin Lod enviar un centro medido al segundo palo a un Babin que mandó a las nubes con todo a su favor para abrir el marcador. Tal y como sucedió en el Nuevo Los Cármenes, el Sporting salió descarado. También se diluyó demasiado pronto.

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