Suenan acordes desde el piano de cola situado al fondo de la recepción del hotel de concentración del Sporting, de reconocido prestigio en la ciudad de Valencia. Alrededor del instrumento, varios futbolistas rojiblancos. Ante el teclado, el último jugador en incorporarse a la expedición, el centrocampista del filial Pedro Díaz. La música fluye en un hall con inagotable tráfico. Cada persona que accede es un descubrimiento.
Varios idiomas se escuchan entre las mesas redondas que se distribuyen alrededor de la barra de la cafetería del Meliá Valencia. Asientos de piel y trato exquisito. Algunos futbolistas del Sporting reciben visitas. Traver, valenciano, ha aprovechado para ver a la familia. Algunos, charlan con responsables de su agencia de representación. Otros han invertido la tarde en un cine con imágenes "en tres y cuatro dimensiones". El asturiano Pablo Longoria, director deportivo del Valencia, emerge entonces desde la puerta giratoria que da acceso al hotel. Saluda, pero se sienta con otras dos personas ajenas a la expedición gijonesa. El viceprensidente del Sporting, recién llegado a la ciudad, está a pocos metros. Acaba de acercarse a la recepción para conocer su hatitación antes de citarse con Javier Fernández y Ramón de Santiago. El ritmo no para al son del piano de Pedro.
