A cinco puntos de la promoción de ascenso a Primera, que marca el Rayo con 56 puntos -por los 51 de los asturianos- y a seis del descenso a Segunda B, cuando aún hay 9 puntos en juego, el Sporting prácticamente puede ponerse a pensar en el curso que viene a falta de tres encuentros. Como Sísifo a la hora de ascender a la cumbre, cada vez que el Sporting quiso coronar la zona de play-off se tropezó y se cayó. Tras el empate ayer en tierras manchegas, los de Djuckic tendrían que ganar todo y esperar que muchos equipos fallasen. La carga es demasiado pesada. El descenso al barro de la categoría de bronce tampoco parece probable por la misma razón: el Sporting tendría que perderlo todo y que los de abajo resucitaran a última hora. Con lo cual, es un buen momento para repartir los minutos que restan entre aquellos jugadores que menos han participado. Es el caso de Gragera, Bertín o de Guille Rosas, entre otros. También, el de Bogdan. El ucraniano lleva sin jugar desde hace cuatro meses desde que se lesionara en el duelo contra el Cádiz. Se fracturó el quinto metatarsiano del pie derecho en febrero. El atacante, que ha estrenado unas nuevas plantillas para reducir el riesgo de lesión, está cerca de recibir el alta médica. El Sporting aún tiene que jugar con el Málaga, el Extremadura y el Huesca. Tres duelos en los que, salvo carambola, la mente estará puesta ya en el próximo curso.
El Bisturí