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A la sombra de El Molinón | Los gijoneses que jugaron en el Sporting

La retirada precoz de Bruno

El meta, que debutó con el Sporting en el 2000 por la expulsión de Juanjo, dejó el fútbol con apenas 26 años: “Estaba desmotivado”

Bruno, con la camiseta con la jugó en el Sporting, delante de la playa de Riazor en La Coruña.

En poco más de cuatro años Bruno Camblor pasó de rozar esa gran satisfacción de debutar en el fútbol profesional y en su Sporting a dejar prematuramente el fútbol con apenas 26 años. Al cancerbero gijonés le llegó la oportunidad para saltarse al césped con el primer equipo rojjiblanco en enero del año 2000. Faltaba un cuarto de hora para acabar el partido entre Sporting y Logroñés. Juanjo tocó el balón fuera del área con la mano y fue expulsado. Le tocó entrar. Y jugar también a la semana siguiente. “Sergio Sánchez estaba lesionado y tuve mi momento. Subía a los entrenamientos regularmente. Estaba Braojos de entrenador. Como a muchos porteros, me llegó de forma inesperada mi debut”, rememora. “Para mí fue un privilegio ocupar el mismo lugar que había dejado libre un año antes Ablanedo, era el referente, el que había visto siempre, y con el que ya había entrenado alguna vez”, descubre.

Bruno esa temporada aún participó otros dos partidos más. Y otros tres en el curso 2001-2002. “Quedarse en el primer equipo es muy difícil. Un fallo de un portero supone un gol y no hay paciencia. Y en aquella época el Sporting no pasaba por su mejor momento y tenía más dificultad mantenerse”, explica.

Esos dos cursos en los que actuó con el primer equipo alternó su participación con el filial, pero en el verano de 2002 acabó su etapa en Gijón. Se fue a la Cultural. “Me ficharon como segundo portero, y aunque se lesionó el primero, no tuve mucha participación”, resalta. Fue entonces cuando recaló en el Avilés, en el año 2003, pero ese curso descendieron a Tercera. “Fue una temporada para olvidar, hubo impagos, lo pasé mal y acabé un poco desanimado”, relata antes de añadir por el que decidió colgar entonces las botas con apenas 26 años. “Estaba desanimado y desmotivado con el fútbol, fue duro, porque llevaba 14 años. Pero me apareció una oportunidad laboral, que me dio más seguridad, y ahí seguí”.

El motivo fue que había acabado sus estudios de fisioterapia. Estuvo en una clínica privada en Oviedo, hasta que le apareció una oferta laboral mejor para La Coruña, donde ya lleva 14 años trabajando y viviendo. “Nunca pensé que iba a estar tanto tiempo, creí que volvería, pero ya estoy casado y con dos hijas aquí”, cuenta desde Galicia.

Desde allí sigue con interés la trayectoria del Sporting. “Me alegro que vuelva a llegar mucha gente de abajo, el gran potencial de Mareo fue siempre sacar jugadores”, cuenta, mientras anhela también que aparezca otro partido, después de que Dani Martín tuviera que se traspasado.

“Al final a un meta hay que darle confianza, y a partir de ahí siempre se crea un equipo potente, como sucedió con Ablanedo o Cuéllar, y ahora con Mariño”, destaca Bruno.

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