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Así era Cantatore, el entrenador que cerró su larga y brillante carrera en el Sporting

El argentino dejó por voluntad propia el banquillo rojiblanco tras veinte partidos en la temporada 2000-01

Juan Arango, entonces presidente del Sporting, y Vicente Cantatore, el 16 de enero de 2001, en la rueda de prensa en la que se anunció la dimisión del entrenador. | J. G.

El paso por el Sporting fue una anécdota en la trayectoria deportiva de Vicente Cantatore, pero en apenas siete meses y 20 partidos dejó huella en el club gijonés.

Ya en la recta final de su carrera –de hecho, no volvió a entrenar tras marcharse de Gijón–, Cantatore presentó su dimisión con el equipo en la mitad de la tabla de Segunda División en la temporada 2000-01, cansado por las dudas sobre sus métodos y la presencia de su hijo como preparador físico.

Todo eso quedó ayer en un segundo plano, cuando se conoció el fallecimiento de Vicente Cantatore Socci (Rosario, Argentina, 6 de octubre de 1935), que pasó sus últimos años en Valladolid.

Vicente Cantatore, en su etapa de entrenador del Sporting.

Cantatore desarrolló su carrera como jugador en Argentina y Chile, país en el que adquirió la doble nacionalidad y donde comenzó su carrera como técnico.

Tras unas temporadas de éxito en el Cobreloa y la selección chilena, el Valladolid le fichó en 1985. En1989 mantuvo negociaciones con el Oviedo para sustituir a Vicente Miera, pero finalmente tanto él como el entonces presidente azul, Eugenio Prieto, renunciaron al acuerdo que habían alcanzado durante una reunión en León.

Cantatore siguió su carrera en el Sevilla durante dos temporadas, volvió a Sudamérica para dirigir al Colo Colo y Universidad Católica en Chila, y Rosario Central en Argentina, antes de volver definitivamente a España.

En su última etapa estuvo al frente del Tenerife, de nuevo en el Valladolid (tres temporadas) y el Betis en 1998-99. Tras permanecer más de un año inactivo, Cantatore fue la apuesta de la directiva presidida por Juan Arango, sustituyendo a Ciriaco Cano, para la tercera temporada del equipo en Segunda División.

Con 65 años, Vicente Cantatore solo aguantó veinte partidos tras una trayectoria discreta (siete victorias, siete empates y seis derrotas) y las críticas por el trabajo de su hijo Marcelo como preparador físico.

Sorprendentemente, después de una victoria de prestigio frente al Atlético de Madrid en El Molinón (1-0), Cantatore compareció con Juan Arango para anunciar su renuncia.

El chileno, que fue sustituido por Pepe Acebal, dio por finaliza su carrera deportiva y se estableció en Valladolid, donde falleció ayer.

Uno de los jugadores de aquella plantilla del Sporting que mejor recuerdo guarda de Cantatore es Pablo Fernández, Blin: “Me dio la oportunidad de debutar con el primer equipo. Me llamó un jueves porque Sánchez Jara estaba lesionado y me dio mucha confianza. Nunca se me olvidará que cuando me dijo que iba a ser titular me señaló el campo y me dijo: ‘Tranquilo, chiquito, que en el verde nadie se murió’. Tenía mucha experiencia y era un paisano de lo mejor”.

“Se le achacaba que entrenábamos poco y algunos compañeros lo comentaban, pero a mí me parecía que estaba bien”, recalca Blin. “Vicente prefería entrenamientos cortos, de hora y cuarto o hora y media, pero muy intensos. Yo creo que el problema venía porque su hijo era el preparador físico”. En definitiva, para Blin aquella etapa fue “corta, pero inolvidable. Cantatore sabía mucho de fútbol y era una persona muy cercana”.

Lo mismo opina Raúl Lozano, otro joven al que Cantatore le dio paso en el primer equipo. “Aprendí mucho con él”, asegura el salmantino, al que el técnico argentino sorprendió alineándolo en una posición inédita para él: “Me puso de defensa central porque dijo que el fútbol español iba a descubrir al nuevo Fernando Hierro”.

La marcha de Cantatore devolvió a Lozano a posiciones más adelantadas, pero le quedó un buen recuerdo: “De todo el mundo se aprende y Vicente Cantatore, con sus métodos, había tenido una gran carrera como entrenador. Desgraciadamente, aquí no le fue bien, pero me pareció una persona entrañable, muy cercana”.

Juanjo González también destaca las virtudes humanas de Vicente Cantatore. Aunque estaba en aquella plantilla del Sporting, el trato profesional del guardameta gijonés con el técnico argentino fue muy limitado: “Venía de una lesión muy grave de tobillo y no pude hacer la pretemporada, pero siempre tuvo muy buen trato con todos los jugadores”. Juanjo también señala que los problemas de Cantatore en el Sporting tuvieron más que ver con el trabajo de su hijo como preparador físico, hasta llevarle a la dimisión.

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