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El centenar de fijos discontinuos de El Molinón firman su baja voluntaria

Los mayoría de los trabajadores aceptan ser recolocados en la nueva empresa que se encargará de los accesos al estadio

Dos trabajadores controlan el acceso al Sporting-Betis de Copa del Rey, con público. Irma Collín

El centenar de acomodadores y porteros de El Molinón ya no guardan relación contractual con el Sporting. Los trabajadores fijos discontinuos del club firmaron ayer la baja voluntaria con la entidad, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA. Un trámite necesario para que puedan ser recolocados, de cara a la próxima temporada, en la nueva empresa que se hará cargo del control de accesos al estadio, que todo indica que será la firma Prosegur, que ya se encarga de la seguridad del mismo.

De esta forma se da un paso más en firme a la subcontratación de los accesos, como el Sporting viene realizando en las últimas fechas con otros servicios, como el catering de la Escuela de Fútbol de Mareo o los servicios de hostelería de El Molinón y Mareo, concedidos a la multinacional francesa Sodexo, que ya realiza esta labor en otros clubes como el Barcelona, el Athletic o el Valencia.

Así, la práctica totalidad de los trabajadores optaron por aceptar las condiciones que les ofrecía el club, recibiendo una subvención acorde con su antigüedad y siendo recolocados en la nueva empresa externa que se encargará de estos servicios. Otros, sin embargo, optaron por recibir su subvención y dejar su puesto de trabajo.

Lo que es evidente es que los servicios –mínimos, a causa de la pandemia– están asegurados lo que resta de temporada, ya que esta desvinculación entrará en vigor de cara al próximo curso. El Sporting toma esta decisión en una nueva medida para abaratar sus costes fijos para hacer frente a la pérdida de ingresos por la pandemia.

Una negociación tensa, pero corta

La negociación para llegar a un acuerdo entre ambas partes, club y trabajadores, fue serena en la mayoría de los casos. No así en otros, donde parte de estos trabajadores fijos discontinuos que llevaban años desarrollando su actividad en El Molinón se sintieron de algún modo “intimidados”, como ahora algunos denuncian. Desde el club se trató de forma personal cada caso, ofreciendo diferentes alternativas. Algunas de ellas fueron entendidas como “amenazas veladas” por parte de los trabajadores que no tenían intención primera de plegarse a la propuesta del Sporting. No obstante, la práctica totalidad de los empleados firmaron el acuerdo con las condiciones ofrecidas por el club. Además, según destacan algunos trabajadores, a los empleados más veteranos se les ofreció la posibilidad de conmutar la subvención económica por un carnet vitalicio del club, cuando en el propio convenio colectivo de los trabajadores se incluye que les corresponde esta prestación a quienes se jubilen.

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