Así es ahora el asesor fiscal que brilló en El Molinón

Marcos Vales, en el centro, en el despacho de Vales y asociados de La Coruña, entre José Antonio Madriñán y José Manuel Busto. | M. V.

Marcos Vales, en el centro, en el despacho de Vales y asociados de La Coruña, entre José Antonio Madriñán y José Manuel Busto. | M. V. / Ángel CABRANES

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

“Podía haber jugado más años, pero de haberlo hecho me hubiera costado mucho más iniciar una segunda vida”. La otra vida de Marcos Vales (La Coruña, 5-4-1975) tiene poco que ver con el balón. El que fuera futbolista del Sporting entre 1994 y 1997 se retiró con 29 años, acabó Empresariales y decidió estudiar la carrera de Derecho. Ahora es asesor fiscal en Vales y asociados, el despacho familiar que dirige su padre, José, en la ciudad gallega que le vio nacer. “¿Fútbol? Lo veo poco. A mí lo que me gustaba era jugarlo”, cuenta a LA NUEVA ESPAÑA el talentoso centrocampista, cuya llegada a Gijón provocó un cisma con Lendoiro.

El rojiblanco Marcos Vales, ante Flavio Conceiçao, con Sergio al fondo. | LNE

El rojiblanco Marcos Vales, ante Flavio Conceiçao, con Sergio al fondo. | LNE / Ángel CABRANES

“Los que jugamos al fútbol sólo pensamos en eso hasta que luego, cuando todo termina, aterrizamos. Y eso nos cuesta mucho”, afirma Marcos Vales. Su voz y ritmo de conversación es pausado. Contrasta con la que ha sido una vida intensa alrededor del balón. En poco más de diez años como profesional, un gol suyo dio la primera clasificación europea de la historia del Dépor; estuvo a punto de ganar una Liga en aquel penalti fallado por Djukic; llegó al Sporting sorteando demandas; fue campeón de Europa con la sub-21 y ganó una Copa del Rey con el Zaragoza antes de pasar por Sevilla y Mallorca. “En todas las etapas hubo cosas buenas”, comenta.

“No llegué al Dépor hasta los 15 o 16 años. Jugaba en el colegio, el Santa María del Mar, y nunca pensé que iba a ser futbolista”, asegura Marcos Vales antes de situarse en el verano del 1994, el que le trajo al Sporting. “El Deportivo tenía un equipazo y yo necesitaba tener minutos, madurar como futbolista. Me llamó el segundo de Cruyff -no recuerda si Rexach o Toni Bruins- para ficharme por el Barcelona B y también alguien del Sporting. Por proximidad y porque estaba en Primera, elegí al Sporting. No me equivoqué”, cuenta el gallego.

Su marcha le costó ser denunciado por Lendoiro, presidente del Deportivo, ya que Vales se fue gratis al Sporting amparándose en un cambio de residencia y en otros factores, como él mismo cuenta. “Llevaba un año en el primer equipo del Dépor y no me hacían contrato. Era una época en la que se acababa de aprobar la Ley Bosman, había muchos extranjeros y nadie sabía muy bien qué hacer”, detalla. Se fue al Sporting. La Federación dio la razón a Marcos Vales, iniciando sus tres temporadas en Gijón. “Con Lendoiro no volví a hablar más de ese tema”, cuenta el exrojiblanco.

Vales recuerda con cariño el tiempo en el que vivió en el Hotel Don Manuel. “Los dueños, Manolo y Anita, eran muy cariñosos, eran como mi familia. Era la primera vez que salía de mi casa y para mí fueron muy importantes. Todos los que veníamos de fuera nos alojábamos allí, era como una residencia del Sporting”, explica. No tuvo continuidad con García Remón, García Cuervo, Rezza y Novoa hasta que algo cambió. “Benito Floro fue el primer entrenador que confió en mí. Yo estaba verde y decidió ponerme igual. Era un crío y él supo entenderme. No hay muchos entrenadores que se pongan en la piel del futbolista. Eso, cuando tienes poco más de veinte años, se agradece y mucho”, recalca. Con Floro se reencontraría en el ocaso de su carrera, en el Mallorca.

“Mantengo buena relación con Iván Iglesias, Tomás, Juanele… Aunque Juanele me coge poco el teléfono. A ver si lee este reportaje y me llama”, dice, entre risas, Marcos Vales, que en 1997 fue traspasado al Zaragoza por 1,2 millones de euros. “En aquel Sporting éramos un grupo de chavales muy jóvenes compitiendo contra equipos plagados de internacionales. Lo de la Ley Bosman creo que le perjudicó al club”, dice de los gijoneses. Sabe que el equipo vuelve a optar al ascenso y espera ver pronto al Sporting en Primera. “Es donde se merece estar, por historia y por su grandiosa afición. Ojalá éste sea el año definitivo”, desea Marcos Vales antes de volver a pelearse con impuestos y normativas tributarias.

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