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La contracrónica: Así vivieron las aficiones el Ceares-Sporting

Los teyeros caen con 7.000 personas en pie ovacionándolos y el Sporting se va entre silbidos

Representantes del fútbol base gijonés. | Marcos León

“Espero que no abusen”, deseaba minutos antes del partido Alberto Álvarez, presidente del Ceares, en el acceso a vestuarios. Unos metros por encima, el ruido de las gradas decía que la entrada iba a ser mayor de lo esperado. En el exterior, colas en taquilla. Efectivos de la Policía Nacional desplegados en cada punta del campo y reforzados por la Policía Local. De los 4.000 cifrados el día anterior, a 7.000 según datos oficiales. El Ceares-Sporting de Copa está a punto de hacer historia en Gijón.

En la grada norte se sitúan la afición ciarista y los jugadores de sus categorías inferiores. En la tribunona, más sportinguistas, pero mucha mezcla. “Lotería del Ceares, hagan juego. Llevo el gordo en la mano”, se escucha de fondo. Sobre el césped, acompañando la salida de los jugadores, una veintena de críos con las camisetas de los clubes del fútbol base gijonés. La fiesta empezaba.

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Ceares - Sporting, en imágenes

“Era guapo una prórroga y penaltis”, desean en el palco el forista Pelayo Barcia; el concejal de Vox Eladio de la Concha, y el también edil Fernández Sarasola, de Ciudadanos. “Va a marcar Juan Carlos”, asegura el también forista Jesús Martínez Salvador. “Está la cosa muy igualada”, remarca el socialista José Ramón Tuero. Hay de todos los palos. Al concejal de Deportes le tocó sentarse entre el presidente del Ceares y el vicepresidente del Sporting, Javier Martínez. Javier Fernández, el máximo accionista del Sporting, en Madrid por reunión de LaLiga.

El gol de César, el que decidió el pase del Sporting, no calla a la ruidosa afición teyera. “¡Remontada, remontada!”, corean, con guasa, mientras entonan todo el libreto de La Cruz. Mucho rostro de ilusión en el césped, el de los currantes de Pablo Busto, y en la grada, plagada de gente menuda. Se piden más goles. “Queremos que gane el Sporting, pero…. A ver si tiran más a portería”, comentan Jorge Granda y Christian Martín, jugadores del equipo infantil del Lloreda. Alrededor de ellos se reparten críos, entrenadores y padres con el chándal que distingue a sus respectivos equipos. Lo lucen con orgullo. De un vistazo se ve a gente del Camocha, del TSK Roces, del Deva...

Como los héroes del balón no regalan goles, la mayor animación es escuchar la cerrada ovación que dedican unos y otros cada vez que hay un cambio. Lo hacen solo con el Ceares. Aparece alguna cara de sueño entre los más pequeños. “Venga, que mañana hay cole”, dice un padre que muestra a su hijo el camino al vomitorio de salida cuando restan cinco minutos para los noventa reglamentarios. Iban a irse pero, saque de esquina a favor del conjunto teyero. Ruge el fondo norte. Hay nervios entre los seguidores rojiblancos. La acción termina sin novedades. El pitido final encuentra un gesto unánime: público en pie para despedir al heroico Ceares y algún silbido mientras se retira el Sporting. La fiesta del fútbol gijonés tuvo pocos goles, pero dio para mucho.

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