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El Sporting progresa: los rojiblancos empatan ante la Ponferradina (1-1)

Los de Abelardo empatan ante la Ponferradina en un duelo en el que Cristo y Otero fueron los más destacados

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En imágenes: El Sporting empata ante la Ponferradina en su cuarto partido veraniego Fernando Rodríguez

Hay una máxima en el fútbol que dice que las notas se ponen en mayo, pero si hubiera que calificar al Sporting este verano se podría decir que progresa adecuadamente. Con un once que demuestra que no solo queda mucho trabajo por hacer en el tapete, sino también en los despachos, sin Jony, ni Cali Izquierdoz aún en la convocatoria, los rojiblancos dejaron buen sabor de boca en su primer partido en Asturias de la era Orlegi. Cuajaron una interesante primera parte, donde Otero, con su fuerza, y Cristo, con su movilidad, fueron los más destacados en el verde, y no se llevo la victoria ante la Ponferradina por un despiste de Cuéllar, el único que tuvo, que propició el gol del empate berciano cuando mejor estaban los locales. 

Había ganas en Mareo de ver en casa al Sporting de esta nueva etapa tras las salidas a Cantabria, Alicante y Mallorca, a pesar de que sobre el tapete no se esperaban novedades reseñables respecto a los anteriores tres encuentros. Pero no importó. El campo número uno de la Escuela de Fútbol registró un lleno hasta la bandera, con aplausos antes de arrancar el encuentro para Aitor García, ausente ayer, para Jony y para Babin, que se dejó ver por el cuartel rojiblanco como un espectador más de los que poblaron las gradas. 

Lo llamativo estuvo en la defensa y en la punta de lanza. En la retaguardia, Gragera tuvo que volver a actuar como central, una costante ya en lo que va de verano. Arriba, Djuka y Cristo se pusieron a los mandos de la artillería. El Sporting arrancó bien plantado sobre el terreno de juego. Primero, gateando cuando le tocaba tener la posesión de la pelota, pero luego demostrando que este equipo tiene potencial y que ya tiene unas cuantas lecciones aprendidas para hacer daño a su rival, una Ponferradinaque sufrió en el primer acto. 

El primer aviso lo dio a todo esto Pol Valentín, con una cabalgada que parece que es marca de la casa. Terminó derribado en el área y la única explicación para que no pitara penalti el árbitro era que efectivamente no lo fuera. Desde la grada, desde luego, lo pareció. Zarfino, ineluctable cuando se trata de ser el ancla del equipo, también demostró buenas maneras a la hora de desastascar el juego. La tuvo con un cabezazo que conectó a las mil maravillas tras un saque de esquina y que no acabó en gol en el segundo palo de casualidad. 

La réplica la puso, quien si no, Yuri. El ariete de la Ponfe es algo así como el Benjamin Button de la Segunda División. Cuantos más años cumple, más joven parece y más cosas hace. Trató de descolocar a los de Abelardo cayendo al centro del campo y a la banda. Tuvo el gol inicial con un disparo que se marchó fuera por poco. Esta fue prácticamente la única acción de peligro que tuvieron los bercianos, más allá del gol. 

A partir de aquí, Mareo pareció entrar en Semana Santa, porque todo el mundo empezó a fijarse en Cristo. El ariete canario brilló con varias acciones de peligro. Asistió a Juan Otero, con el que trazó una pared perfecta en el borde del área para que el colombiano, solo y a placer hiciera el primero. Entró entonces el Sporting en su mejor versión. Cristo, con su movilidad, volvió a asistir a Otero, que esta vez no acertó. Se gustaban los de Abelardo y por momentos, y de haber estado en El Bibio, perfectamente podrían haberse escapado algún olé de la grada. Djuka, a centro de Zarfino, a punto estuvo de meter el segundo. 

El gol del empate llegó en una mala salida de Cuéllar, que se la encontró Espiau. Con el empate y el paso por los vestuarios llegó el carrusel de cambios que dio lugar a una segunda parte monótona y sin apenas inquietud para ninguno de los dos marcos. A falta aún de mucho trabajo, el Sporting demuestra que tiene buenas maneras y dejó una grata sensación en el primer partido de Orlegi en Gijón.

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