La genial anécdota del entrenador del Sporting a la pregunta de un alumno del Codema: "¿Subir? como Voldemort en Harry Potter, ni nombrarlo"

Ramírez comparte en el Corazón de María vivencias, su manera de liderar un grupo y su filosofía como entrenador: "Espera lo mejor, prepárate para lo peor y acepta lo que venga"

Miguel Ángel Ramírez, durante su intervención ayer en el salón de actos del Colegio Corazón de María. | Juan Plaza

Miguel Ángel Ramírez, durante su intervención ayer en el salón de actos del Colegio Corazón de María. | Juan Plaza / Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

–¿Subirá el Sporting?

–¿Has visto Harry Potter? Pues esto es como Voldemort, ni nombrarlo.

Miguel Ángel Ramírez protagonizó ayer la primera de las charlas del Club Txd (Talento por el desarrollo) organizadas por el Colegio Corazón de María. El entrenador del Sporting, exalumno del Colegio Claret de Las Palmas, donde también ejerció como profesor, compartió su experiencia hasta llegar al fútbol profesional antes de someterse a las preguntas del alumnado. No faltó "la que todo Gijón se cuestiona". "En el Sporting, cuando nos generamos expectativas, nos damos un golpe como un piano. Y cuando nos callamos, como este año, pues igual... Hacerse esclavo de sueños trae sufrimiento", deslizó el canario durante una charla distendida y repleta de anécdotas en torno a su visión sobre la capacidad de liderazgo.

"Lidero a través de conversaciones, de relaciones de alta calidad. Mi poder es llegar a alcanzar la mejor versión, la del jugador, y la de la persona", concretó Ramírez sobre el principal objetivo para llevar al éxito a un equipo. "Algo que pueden aplicar a sus hijos, a sus alumnos, a sus trabajos", añadió. Hizo varios paralelismos, e incluso compartió reflexiones como las de Benjamin Zander, director de la Filarmónica de Boston, sintetizando en "notar el brillo en los ojos" como la señal de conseguir motivar "a quienes nos rodean". El entrenador del Sporting tiene un especial vínculo con el Corazón de María desde su llegada a Gijón. Miembro del Movimiento de los Seglares Claretianos, su presencia es habitual en la parroquia gijonesa, además de tener una gran relación con el director del centro, Simón Cortina, quien presentó el acto.

"Cuando llegué al club mucha gente pensaba: ‘Orlegi no tiene ni idea, ¡cómo pueden contratar a este tío!’ Pues lo estoy disfrutando...", comentó el canario. Sobre su día a día en el Sporting, insistió en métodos para cuidar las relaciones. "¿Cuántas veces nos pedimos perdón o nos agradecemos las cosas para reconocer méritos?", ejemplificó como algo muy necesario en los grupos. "He perdido la cuenta de las veces que mis jugadores me han visto llorar", añadió por el valor de generar esa "confianza y seguridad" en una plantilla. También le formularon preguntas exalumnos como Francisco Javier Pavón (coordinador de deportes del Codema); Darío Vázquez y los también exfutbolistas Iñaki Eraña y Nacho Cases. En ese contexto, Ramírez aprovechó para defender a Djuka. "Debemos evaluar lo que depende de nosotros. Los resultados no dependen de uno. No depende de Djuka hacer goles, hay que medirle su rendimiento por lo que depende de él", argumentó. En cuanto a su futuro, ya que termina contrato en junio, deslizó que "en Qatar no paran de llamarme para que vuelva", pero reiteró estar "muy, muy a gusto en Gijón". Para todo en la vida explicó tener una máxima: "Espera lo mejor, prepárate para lo peor y acepta lo que venga".

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