Así fue la vuelta de José Alberto a El Molinón: puro nervio en la banda, intervencionista y respeto con la victoria

El técnico asturiano ha ganado 5 de sus 7 cara a cara con el equipo rojiblanco

José Alberto dando indicaciones en la banda de El Molinón durante el Sporting-Racing de Santander. | Juan Plaza

José Alberto dando indicaciones en la banda de El Molinón durante el Sporting-Racing de Santander. | Juan Plaza / A. Menéndez

A. Menéndez

Aunque el triunfo del Racing de Santander llegó en el minuto 100 tras lograr dar la vuelta al marcador en apenas diez minutos de locura y eran por todo tres puntos muy valiosos, José Alberto López apenas se inmutó tras el lanzamiento del penalti de Peque, que supuso el decisivo 2-3.

Mientras el banquillo visitante explotaba de júbilo y todos los jugadores saltaban eufóricos al verde, en dirección a la esquina noroeste –la nueva zona VIP–, el técnico asturiano levantaba de forma tímida los brazos y se le escapaba una sonrisa. «Siento felicidad por ganar... Pero también mucho respeto por el Sporting», reconoció luego ante los medios de comunicación en una intervención contenida y repleta de guiños al club que le dio la oportunidad de convertirse en entrenador profesional. Fue una tarde muy emotiva para el binomio asturiano. Porque tanto José Alberto López como Pablo Álvarez, su mano derecha, regresaron a su casa ante la presencia de muchos familiares y amigos en las gradas.

Técnico pasional, vivió los más de 100 minutos del encuentro con mucha intensidad. Pero sin ir más allá. Ataviado con una indumentaria del club racinguista, estuvo en todo momento de pie dando indicaciones a su equipo, apenas pisó el banquillo, pese a la tormenta que golpeó a la ciudad durante buena parte de la tarde. En la banda, hizo unos cuantos kilómetros. También tuvo sus charlas con el cuarto árbitro, al que le reclamó en alguna ocasión. También fue muy intervencionista desde la pizarra para voltear el duelo, con dos cambios al descanso, además de buscar la victoria hasta el final, dando entrada en el último cuarto de hora a Roko Baturina y Ekain, dos puntas, llevándose el partido en el desenlace.

Pero más allá de esa intensidad y de la dirección de encuentro, evitó ponerse en el primer plano tras el triunfo, muy respetuoso con El Molinón. Ni José Alberto ni tampoco Pablo Álvarez, exdelantero rojiblanco y después técnico de la cantera, festejaron con la plantilla verdiblanca la agónica victoria sobre el verde, dejando esa imagen exclusivamente para los jugadores, los protagonistas. Eran además minutos de contrastes. Con la afición del Racing desbocada, mientras El Molinón se vaciaba.

La celebración llegó después en el vestuario visitante, con las pulsaciones bajadas, y en la intimidad. Sin alardes. A sabiendas de lo dura que era la derrota para la afición rojiblanca. Esa fue otra señal de respeto de un técnico que, a sus 41 años, vive su mejor momento profesional, y que le tiene tomada la medida al Sporting, al que ha vencido en 5 de los 7 encuentros a los que se ha medido como rival.

Cinco años después de ser relevado en el Sporting, volvió a escuchar en El Molinón cánticos como los que la afición rojiblanca hizo en su momento, cuando pidió al entonces dueño del club, Javier Fernández, la promoción de un jovencísimo preparador que venía de completar la mejor temporada en la historia del filial. «¡José Alberto!, ¡José Alberto!», vitorearon el sábado las más de cuatro mil gargantas de aficionados del Racing dispuestos en prácticamente todas las esquinas de El Molinón.

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