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El conductor del autobús accidentado en Santiago el pasado domingo, en el que murieron dos jóvenes jugadoras de un equipo de voleibol, entró en la rotonda en la que se produjo el siniestro a 105 kilómetros por hora, cuando la velocidad estaba limitada a 40, según el análisis del tacógrafo, una especie de caja negra que registra la velocidad a la que circula el vehículo y que llevan instalados los camiones y los autobuses. En el vehículo viajaban 17 personas, 12 de ellas jóvenes de 15 a 22 años del equipo Emevé de Lugo. Tres viajeras resultaron heridas de gravedad. En la fotografía, un miembro del cuerpo de Bomberos, junto al autobús siniestrado.