Moscú / Oviedo,

Agencias / J. Casquero

La gran nube tóxica que cubre Moscú y se extiende unos 3.000 ki-lómetros por Rusia ha duplicado la mortalidad de la capital. Los fallecidos cada día han pasado de 300 a 700. El avance del fuego de 500 incendios activos amenaza seriamente a varias instalaciones nucleares.

Las tropas tuvieron que cavar un cortafuegos de ocho kilómetros para proteger de los incendios forestales el Centro Nuclear de Sarov, y las autoridades anunciaron que es necesario declarar el estado de emergencia en los alrededores de la central nuclear de Mayak, ya que esta zona de los Urales sigue terriblemente amenazada por el fuego.

«La mortalidad ha aumentado al doble» en Moscú, admitió ayer el jefe del departamento de Sanidad del Ayuntamiento, Andréi Seltsovski. En la capital se está viviendo estos días un auténtico infierno, con temperaturas que rondan los cuarenta grados y con la ciudad cubierta por una densa capa de humo con monóxido de carbono. Las funerarias no dan abasto y los depósitos de cadáveres rondan el 90 por ciento de su capacidad.

El calor propició varios incendios cerca de la capital, de manera que los niveles de contaminación llegaron el fin de semana a los registros más altos, 6,5 veces por encima de la concentración máxima tolerada. Los incendios en la zona central de la Rusia europea, que comenzaron hace dos semanas, causaron la muerte de 51 personas y dejaron sin hogar a unas 3.500. Además, desde que comenzó el verano el fuego ha devastado 750.000 hectáreas de bosques.

Un médico de Moscú citado por el diario «Novaya Gazeta» aseguró que las ambulancias sólo llevan al hospital a personas cuyo caso se considere de urgencia. Los transportes sanitarios de la capital rusa no disponen de aire acondicionado y la temperatura en su interior a veces alcanza los 50 grados centígrados. «A veces nuestros médicos se desmayan», indicó.

«La rutina diaria es lo más duro para nosotros. Ninguno de los centros médicos tiene agua potable para el equipo de urgencias, la compramos nosotros mismos para refrescar a los pacientes que han sufrido golpes de calor», añadió.

El Ministerio de Sanidad recomienda a los moscovitas no salir a la calle ni abrir las ventanas, utilizar mascarillas y máscaras de oxígeno, no hacer esfuerzo físico, beber mucha agua y prescindir del alcohol y el tabaco. Aunque no lo califican de evacuación, varios países europeos iniciaron el pasado fin de semana la retirada parcial del personal de sus embajadas.

En las últimas veinticuatro horas el área castigada por el fuego disminuyó en 16.000 hectáreas, y se espera que esta semana se disipe gradualmente la nube de humo que agobia a diez millones de moscovitas. Por su parte, el jefe del Gobierno, Vladimir Putin, anunció un aumento de las indemnizaciones a los damnificados, ante la irritación de los rusos hacia la inoperancia mostrada por el Kremlin.