"Iban a embargarnos, pero se pagó todo con la ayuda de la familia", reconocieron ayer en el Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo el constructor de Bimenes Luis I. T., de 45 años, y su mujer, Diamantina M. M., acusados por la promotora Cuarterón, S. L. de haber instigado el incendio de dos chalés en el barrio del Portillo, en la localidad riosellana de El Carmen, en la madrugada del 2 de noviembre de 2010. Sin embargo, aunque reconocieron que había razones de enemistad con el promotor, negaron haber encargado el incendio.

La Fiscalía no acusa a la mujer, pero sí al constructor, así como a un fontanero que trabajaba con éste -el también yerbato Alfonso L. A., de 39 años- y al mierense Armando M. V., excuñado del anterior. La Fiscalía sostiene que los dos últimos fueron los autores materiales del incendio, y que lo hicieron por encargo del constructor, que en el momento de los hechos regresaba con su mujer de un viaje al Gran Premio de Estoril y pernoctaba en Salamanca.

Luis I. T. reconoció una mala relación con el promotor, Alfonso I. M., al que conocía desde pequeño. Éste encargó a la empresa de Luis I. T. y Diamantina M. M. la construcción de seis chalés en Ribadesella en 2007. "Dos quedaron sin terminar, fueron los que después ardieron", explicó el constructor. "Tuvimos problemas, desde que se hizo la obra comenzó nuestra enemistad", admitió. El promotor inició acciones legales para resolver el contrato, y los titulares de la constructora fueron condenados a pagar.

Poco antes del incendio, se inició el proceso de embargo de una vivienda a nombre de Diamantina, que finalmente no llegaría a producirse. La fiscal considera que fue el detonante que les impulsó a quemar los chalés, como venganza. Pide para los tres implicados a los que acusa una pena de dos años y medios de cárcel, así como el pago de los daños, que ascienden a 120.000 euros.

Luis I. T. y Alfonso L. A. no fueron detenidos hasta siete meses después del incendio, tras una exhaustiva investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Llanes. Los agentes llegaron a la gasolinera que había vendido el gasoil usado en el incendio. Pero hay otros indicios, según las acusaciones. En primer lugar, las señales del repetidor de Fríes, que colocan a Alfonso L. A. y a su excuñado en el lugar del incendio.

También está el cruce de llamadas entre los dos anteriores y el matrimonio. Ayer las explicaron por cuestiones de trabajo. El juicio proseguirá mañana, jueves.