La Policía detuvo en Telde (Gran Canaria) a un hombre al que se imputa haber dejado morir de hambre a su abuela de 89 años y haber comunicado su fallecimiento con al menos diez días de retraso, en unos hechos ocurridos en el barrio de Jinámar. La detención se produjo el pasado martes, día 28, después de que la Policía se presentara en la casa con la autoridad judicial a raíz de que una llamada al 091 había comunicado el fallecimiento de la anciana que vivía en ese domicilio. Según la Jefatura Superior de Policía de Canarias, el cuerpo de la mujer fue hallado en uno de los dormitorios de la vivienda, en avanzado estado de descomposición.

Su nieto, que había convivido con ella hasta el final, explicó entonces a los agentes que la mujer había muerto once días antes, el 17 de noviembre. En base a su declaración y a los indicios recabados en la vivienda, el juez de guardia en Telde ordenó que fuera arrestado como presunto autor de un delito de homicidio por omisión. El sospechoso prestó ayer declaración ante el juez, que lo dejó en libertad con cargos. La situación de la mujer no era del todo desconocida de los Servicio Sociales, ya que se les había informado de que su nieto sólo daba yogures a la mujer.

El caso recuerda al de los dos hermanos que dejaron morir de hambre en 2015 a su madre en el barrio de Los Gladiolos de la capital tinerfeña. Los dos hijos dejaron de limpiar y dar la medicación a su madre. En tres años, de 2010 a 2013, no la llevaron al médico, y el 30 de noviembre de ese último año la llevaron a Urgencias porque tenía úlceras sobreinfectadas, sepsis secundaria, desnutrición e hipotasemia leve, con un deterioro progresivo por encamamiento y cognitivo por demencia. De vuelta en casa, dejaron de alimentarla, cuidarla, asearla y cuidar sus heridas. Al morir pesaba 25 kilos.