Los agentes del Seprona de la Guardia Civil de Oviedo han descubierto a dos vecinos de Oviedo y Mieres intentando vender por internet una tortuga protegida y un mono disecado, concretamente un babuino. El dueño de la tortuga, un ovetense, adujo que era parte de la herencia familiar. El mono disecado, de un mierense, estaba en mal estado.

Los agentes supieron de ambos casos a través de internet. En el caso del quelonio, una tortuga carey naturalizada, el propietario la vendía por 300 euros. Los agentes llamaron al número de teléfono que figuraba en el anuncio y concertaron una entrevista con el vendedor en una gasolinera de Oviedo. Tras constatar que el espécimen naturalizado era una tortuga carey, se le comunicó que esta especie está recogida en el Reglamento del Consejo de la Comunidad Europea relativo a la protección de la flora y fauna silvestres mediante el control de su comercio, teniendo la máxima protección y estando prohibida su venta. El propietario de la tortuga dijo que era parte de la herencia de su padre, y que no disponía de ningún tipo de documentación que amparase a la tortuga, por lo que el animal fue intervenido por los agentes y entregado en una bolsa en las dependencias de Aduanas.

Igualmente, el Seprona tuvo conocimiento a través de otra página de internet de que se estaba poniendo a la venta en la localidad de Mieres un mono naturalizado de la especie papio o babuino, de difícil certificación al tratarse de un ejemplar disecado en mal estado, existiendo la posibilidad de que fuese un cruce de distintas especies. Los babuinos también están recogidos en el Convenio relativo al Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres.

Expediente sancionador

En ambos casos la Guardia Civil procedió a la apertura de un expediente sancionar por tratarse de infracciones a la ley de Represión de Contrabando, a afectos que se estimen oportunos. Estas intervenciones llevadas a cabo por el Seprona se contemplan dentro del plan aprobado en el Consejo de Ministros el pasado día 16 de febrero contra el tráfico ilegal y el furtivismo internacional de especies silvestres.

En el capítulo de especies exóticas, en Asturias fue sonada la condena de un vecino de Cangas de Onís que dejó morir a un tigre para cortarle la cabeza y conservarla. También hubo golpes contra el tráfico de aves rapaces con destino a los países árabes. En concreto, fue investigado un criadero en Castrillón.

El tráfico de animales exóticos es el cuarto negocio ilegal más lucrativo del mundo tras el narcotráfico, la falsificación de productos y el tráfico de personas.