Susto en el concejo de Piloña. Un hombre de 27 años que completaba la ruta de Las Foces del río Infierno fue evacuado de urgencia en helicóptero en la tarde de ayer hasta el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), tras morderle una víbora en el tobillo derecho. El suceso, según testigos presenciales, tuvo lugar en las inmediaciones del área recreativa de La Pesanca.

El grupo de rescate de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), a bordo del helicóptero medicalizado, intervino en la evacuación del joven a petición del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU), que fueron los primeros en asistirle tras recibir el 112 la llamada de socorro a las 16,54 horas. De momento no han trascendido la situación en que se produjo la picadura.

El buen tiempo reinante unido a las agradables temperaturas hizo que fuesen muchas las personas que, en la jornada de ayer, recorrieron las múltiples rutas de senderismo que salpican la comarca.

La ruta de Las Foces del río Infierno consta de un recorrido lineal de unos catorce kilómetros que discurre por los concejos de Piloña y Caso a través del área recreativa La Pesanca, Foces del Río Infierno y Foz de Muñacos, y atraviesa bosques de hayas, robles y castaños, cascadas y desfiladeros.

Las noticias de encuentros con víboras son un clásico del verano, aunque las elevadas temperaturas registradas en esta última semana parece haberlos adelantado. Casi nunca son víboras los ofidios que provocan el susto, sino culebras, totalmente inocuas. La circunstancia y su recurrencia se explican porque con el buen tiempo, la gente sale más al campo.

La época en la que se registran más casos de mordeduras es el verano, porque es cuando eclosionan sus puestas o tienen lugar los partos.

El año pasado se registraron varios casos en el Principado. En el mes de julio, tres personas fueron atendidas en el HUCA en tan sólo una semana. También se encontraron en los últimos veranos varios nidos de víboras en Salinas y en las dunas de San Juan. El problema es que se trata de una especie protegida, con lo que son muy restringidas las medidas que se pueden tomar. Tremendo susto se llevaron también varios paseantes en el Parque de Invierno de Oviedo el pasado verano cuando se encontraron con uno de estos ofidios completamente enroscado al sol en uno de los paseos.

Sólo una cuarta parte de las especies de ofidios conocidas posee veneno tóxico para los seres humanos. De las seis presentes en territorio asturiano, sólo una, la víbora cantábrica, segrega un veneno dañino, aunque rara vez mortal (potencialmente en ancianos, niños y personas enfermas), y, en todo caso, ésta sólo ataca si se siente directamente amenazada, ya que su tendencia natural al toparse con una persona es huir y esconderse. La víbora cantábrica o Seoane habita en los bosques asturianos, en superficies de matorral poco densas y en campiñas con sebes.