"Esperamos que todo se resuelva", señaló ayer Julia Fernández, la madre de Sheila Barrero, la joven asesinada de un tiro en la nuca, en el interior de su coche, en la mañana del 25 de enero de 2004, a la altura del alto de La Collada, en la carretera que une Villablino (León) y Cerredo (Degaña). "De momento no sabemos nada. Vamos a esperar a hablar con la abogada", añadió Julia Fernández tras conocer que la Guardia Civil ha recabado nuevas pruebas y ya no tiene "ninguna duda" de que el asesino fue un exnovio de la joven.

La familia de Sheila Barrero, que tenía 22 años cuando murió, ha recuperado la "esperanza" y quiere creer que, después de quince años, se desvelarán por fin las circunstancias y la autoría del asesinato. Funcionarios de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil han emitido un informe, desvelado ayer por "El Confidencial", en el que se apoyan en nuevas pruebas para señalar la culpabilidad del joven al que desde un primer momento se señaló como el principal sospechoso. Los agentes encontraron en su día muy pocos vestigios en el vehículo: un casquillo, una bufanda y una colilla. Nunca se halló el arma del crimen y el sospechoso quedó exculpado por falta de pruebas.

Pero la Guardia Civil no ha cejado desde 2004 en su empeño de dar con el homicida. La investigación sobre el asesinato de la joven llevaba reactivada desde septiembre del año pasado. El nuevo impulso a las investigaciones provocó conmoción en la familia de Sheila Barrero. "A ver si de una vez sale adelante la investigación, ya era hora", indicó por aquel entonces Julia Fernández. La familia llegó a remitir una carta a la Casa Real y al Gobierno de España para pedir que se reactivasen las pesquisas.

Según el informe policial, los químicos que trabajaban en el caso, gracias a los nuevos avances tecnológicos, han logrado ahora aislar de las muestras de la mano derecha del exnovio de la joven una partícula que coincide con la muestra localizada en el casquillo de la bala que mató a Sheila Barrero. En su día el sospechoso alegó que los residuos de disparos hallados en su ropa y en su mano se debían a que había practicado la caza unos días antes. Ahora, los avances científicos permiten afinar mucho más los resultados y, según la Benemérita, los restos hallados en el sospechoso proceden presuntamente de un único disparo y, además, de un arma que no es de caza.

Los científicos han concluido, además, que una fibra hallada en el asiento trasero del coche de Sheila Barrero coincide "exactamente" con las de una chaqueta del exnovio. Y el disparo fue realizado desde ese asiento.

Sheila Barrero trabajaba de lunes a viernes en una agencia de viajes de Gijón y los fines de semana completaba los ingresos sirviendo copas en el pub Joe Team de Villablino (León). El día que la mataron, a las siete de la mañana, terminó de trabajar en el Joe Team y se fue con los compañeros a otro bar, aunque estaba cansada y decidió volver a Degaña. Unos amigos la acompañaron hasta el cruce de Caboalles. Después la joven enfiló hacia La Collada.

Todo indica que su asesino la siguió en un coche, la adelantó y se cruzó de forma que la obligó a parar. Luego salió de su vehículo y entró en el de ella, sentándose detrás. Fue entonces cuando le descerrajó un único disparo en la cabeza, desde atrás. A continuación, la apartó y condujo el vehículo hasta el área recreativa de La Collada. El cadáver lo encontraría horas después un hermano de la víctima que había salido a buscarla ante la preocupación de la familia por su tardanza.