En Galicia

Un mes tras los pasos del asesino de Judith

La investigación en torno a las antenas de telefonía y los móviles que se conectaron a las mismas la madrugada de la desaparición de esta vecina de Vigo podría ser clave para encontrar respuestas

La zona en que fure hallado el cadáver de Judith y, en el recuadro, la víctima.

La zona en que fure hallado el cadáver de Judith y, en el recuadro, la víctima. / A. GUTIÉRREZ / CEDIDA

Marta Fontán

Esta semana se cumple un mes desde que el cadáver de Judith Muñoz González fue hallado tras un contenedor en el polígono porriñés de As Gándaras. Esta vecina de Vigo de 37 años que residía en una casa abandonada de Camiño de Redomeira, junto a la calle Aragón, fue víctima de un crimen. La asfixiaron, como ya dejó entrever un paño que todavía tenía en la boca cuando se encontró su cuerpo y como después confirmó la autopsia. La Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación de un caso que desde el principio se supo que no iba a ser fácil.

Las pesquisas en torno a las antenas de telefonía y los móviles que se conectaron a las mismas la madrugada de su desaparición podrían ser claves para encontrar respuestas. Aunque tras el crimen se lanzó una alerta de búsqueda del novio brasileño de la mujer, condenado por maltratarla y al que se le abrieron otras dos causas judiciales por quebrantar la orden de alejamiento, la hipótesis de que el asesino pudiese ser un cliente del ámbito de la prostitución es a día de hoy una de las más sólidas.

El cadáver de Judith fue hallado la tarde del jueves 23 de noviembre. Estaba tras un muro de piedras y un contenedor de basura. Pero todo apunta a que fue asesinada cinco días antes de dicha fecha ya que cuando sus conocidos de Redomeira le perdieron la pista fue la madrugada del sábado al domingo día 19. Esa noche le dijo a una amiga que iba a ir a la zona del Berbés a ejercer la prostitución y horas después telefoneó a un amigo y envió mensajes a otro contándoles que había tenido un encontronazo con un cliente que no le quería pagar. A parecer, otra mujer la habría visto más tarde en la zona donde vivía junto a una furgoneta blanca, pero, dado el mutismo que hay en torno a la investigación, no trascendió si esta pista ha permitido tirar de algún hilo.

Junto a la revisión de cámaras y los múltiples rastros que con hisopos se recogieron en el cadáver de la víctima, en el paño que tenía en su boca, en su ropa o en el lugar donde fue hallado el cadáver, con la esperanza de que el ADN arroje algún resultado positivo, en la investigación de la que se ha hecho cargo la Sección de Investigación Criminal del Grupo de Personas de la Policía Judicial de la Comandancia de Pontevedra resultan claves las pesquisas en torno a la telefonía móvil. Aunque el terminal de Judith no apareció, eso no impide, si lo tenía encendido, reconstruir el recorrido que realizó aquella fatídica noche desde Vigo hasta Porriño.

Y, aunque es una labor ardua que pone a prueba la paciencia de los agentes, conocer el resto de dispositivos que se conectaron a las antenas de telefonía de dicho trayecto también es fundamental. Son cientos y cientos de datos relativos a otros tantos terminales que pasaron por el ámbito de dichas estaciones que deben proporcionar las compañías telefónicas previo requerimiento judicial, pero si el esfuerzo proporciona alguna coincidencia, si se da con algún móvil que realizó el mismo recorrido que la víctima, ahí podría estar la clave para resolver el crimen, máxime en un caso como este en el que parece que el homicidio no fue planificado, lo que descartaría que el autor hubiese apagado su terminal o lo hubiese dejado en su casa para despistar a los investigadores. El problema está en que las antenas ubicadas en zonas como la del polígono de Porriño suelen tener una cobertura en kilómetros bastante amplia –al contrario que las que están en los cascos urbanos de las ciudades–, lo que ralentiza y hace más engorroso el trabajo policial.

Resolución

Lo cierto es que la telefonía móvil puede ser la clave para resolver un crimen. Tuvo un peso importante por ejemplo en los avances que se fueron obteniendo en el caso de Diana Quer y en un asesinato mucho menos mediático pero bastante complejo que ocurrió en Vigo hace más de una década esta vía de investigación fue crucial: las pesquisas en torno al homicidio de un jubilado en las conejeras de su casa de Cabral no resultaron fáciles por la ausencia de pruebas incriminatorias de manual como pueden serlo unas huellas dactilares, restos de ADN o una confesión, pero a los dos hombres que acabaron siendo condenados los delataron las antenas de telefonía móvil, que situaban a ambos en la zona y en el momento del crimen.

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