Ya digo por delante que no tiene la menor importancia, pues mi religión no me permitirá votar en las urnas a ninguna, pero yo prefiero a Soraya. Aunque ambas son, como dije otro día, de gama profesional alta (abogadas del Estado), me inspira ternura el tic de ponerle a Soraya ese nombre, en honor casi seguro de la "princesa de los ojos tristes", repudiada por el Sha de Persia, y que por las fechas del nacimiento de la criatura (1971) aún seguía poblando las revistas del corazón. En cuanto a De Cospedal parece que se añadió ella misma el "de", lo cual es un tic que va en sentido contrario al de Soraya. Por lo demás ninguna de las dos parece fundamentalista en materia moral (un alivio) y tanto una como otra dan la impresión de poder comerse crudo a un varón que les plante cara, lo que me parece de perlas. Esta igualdad aparente es la que me ha llevado a recurrir al tic dichoso.
