En una entrevista con la agencia informativa "Efe" que tuvo lugar en el mes de mayo, el doctor Fernando González Serrano, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SEPYPNA), decía que "la vida es compleja y con muchos momentos de imperfección, y hay que enseñar a los hijos a tolerarla y aceptar que, a veces, va mal". Además defendió la calidad de cuidados en los primeros años de la infancia "como el mejor seguro de salud mental para una persona".

Por otra parte, aseguró la conveniencia de "...pasar más tiempo con los hijos cuando son niños, y también de adolescentes. En esta época siguen necesitando nuestra presencia, aunque se encierren en la habitación y no hablemos con ellos", dijo, a la vez que reivindicaba las comidas y cenas juntos "porque aun sin preguntas directas, les vemos y sentimos cómo les va, y se pueden detectar cosas". Los cambios en la adolescencia están vinculados, entre otras razones, a las expectativas e ideales que se crean a los menores y que no se corresponden con la realidad.

Y también llamó la atención sobre algunas otras condiciones de vida, entre las que el doctor González Serrano citó la escolarización universal, que, "pese a ser positiva, hace aflorar a un 20 o 30 por ciento de menores que no aprueban ni se comportan como el resto (...)". No son discapacitados, pero su inteligencia funciona de otra manera: no pueden estudiar y la sociedad lo tiene que aceptar, porque en la adolescencia les crea una frustración tan grande que, sin ser una enfermedad, les origina un ánimo depresivo y mal comportamiento. "Dan muchos problemas", resumió.

Otro tema tratado fue el de los videojuegos violentos y el fácil acceso a la pornografía, que también en los últimos años han aumentado, y no hacen que un adolescente tenga una personalidad problemática, según este psiquiatra, sino que "los menores que tienen cierta predisposición tienden a engancharse fácilmente a ciertos consumos, y además son más propensos a la adicción". En relación con las nuevas tecnologías, calificó de "reto" conseguir que los padres "vigilen su uso en la infancia, como vigilan su alimentación", ya que "a veces les dejamos desamparados en este ámbito desde muy temprana edad, y tenemos que acompañarles".

Sobre la violencia y el aislamiento, el también profesor universitario dijo que existen dos síntomas claros que deben alarmar a los padres sobre la necesidad de ayuda: el uso de la violencia, "que comunica que al adolescente le está pasando algo que no sabe gestionar", y el aislamiento de los que se quedan encerrados en casa y, a menudo, enganchados a las nuevas tecnologías.

Llamó la atención sobre esta última circunstancia, cuyo número de afectados se ha duplicado en los últimos años, porque son menores que "pasan desapercibidos, no molestan y son bien tolerados porque se quedan en casa y así no beben alcohol ni fuman porros". Y "así se dejan pasar meses y años en los que el adolescente está en soledad y no se ve su malestar depresivo, su falta de interés y esperanza en la vida. Aquí los padres tienen también que estar muy atentos", añadió, para subrayar la importancia de la familia en el buen desarrollo psicológico de los hijos.