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Diario de a bordo

El traslado de la parroquia de San Nicolás (II)

Apuntes sobre la huella de los franciscanos en Avilés y los conventos que habitaron

Los Franciscanos se asentaron en la comarca avilesina, primero en Raíces, al lado del castillo de Gauzón. Una fortaleza erigida en tiempos del Alfonso III el Magno, posiblemente sobre otra edificación anterior de época tardo-romana. El castillo estaba concebido en la época del rey Magno como defensa de la villa avilesina y de su comarca, sobre todo de los ataques frecuentes por mar, que se producían por parte de normandos y agarenos. Posteriormente, también Avilés fue amurallada. Las fortificaciones de la muralla avilesina estaban formadas por la Puerta y torre de la Plaza o del Alcázar, en la entrada de la Ferrería, la puerta de frente al puente de los Pilares, llamada Puerta de la Mar, junto a San Nicolás, la de la fuente de la Cámara y la entrada de la antigua calle Oscura o de la Fruta, también conocida como Puerta del Reloj. Había en las murallas 19 baluartes y un espacioso adarve en toda su extensión.

Ya dijimos en el capítulo anterior que en el testamento de Alfonso III el Magno, del año 905, se ceden varias iglesias de la comarca a la iglesia de San Salvador de Oviedo entre las que estaban las de San Juan y Santa María, de Avilés. También se cede el Castillo de Gauzón, juntamente con la iglesia que está dentro de él y las que están fuera, entre las que se citan la de Santa María de Roiriz (de Raíces) situada cerca de la fortaleza y, asímismo, el monasterio de San Miguel de Quiloño. Más tarde, las donaciones de Fernando I y doña Sancha del año 1045 son confirmadas por otros reyes y obispos de Oviedo y de León. Por ejemplo, en el año 1181, Fernando II de León confirmó a los caballeros de Santiago en cuanto en sus estados poseían y, entre otras propiedades, figuraba la iglesia de Santa María de Roiriz con su coto, que no es otro que el coto de Raíces. También la que Alfonso IX hizo en el año 1222 a los caballeros de Santiago, del cillero real de Candamo y del "Alfoz de Castrillión", que estaba junto a los terrenos del castillo de Gauzón.

Quizás los caballeros de Santiago, a quienes lo diera el rey leonés, cediera a la familia Alas, como premio a sus hazañas, el Castillo de Gauzón y su coto porque un vecino de Avilés, Fernando González de Raíces, fundó en ese coto, al lado del castillo, un convento de padres mercedarios. Va a ser Fernando González de Oviedo, emparentado con la Casa de las Alas de Avilés, de quien le viene a esa estirpe la influencia en el futuro de Santa María de Raíces y del convento, del que fueron patronos. En la cesión que hiciera don Enrique, Infante de Aragón en 1420, a favor de Fernando González de Oviedo, vecino de Avilés, del lugar de Santa María de Raíces, cerca del Castillo de Gozón, se especifica a continuación que dicha iglesia y monasterio está "en término de la dicha de Avilés". Por tanto, al decir "término de la Villa de Avilés" se está afirmando en el año 1420 que Raíces pertenecía a Avilés y no a Castrillón. En el monasterio se encuentra también un epitafio a Fernando de las Alas Pumariño, fallecido en 1659, que le dedicó su hermano el capitán Diego de Miranda Alas.

Los frailes franciscanos se asentaron en Raíces en 1414 y decidieron trasladarse definitivamente a Avilés, donde ya tenían un convento de no muy grandes dimensiones, hasta que después fue notablemente mejorado y aumentado. En Raíces dieron paso a los mercedarios, que se asentaron allí en 1483. Este monasterio franciscano, conocido por mucho tiempo como San Francisco del Monte por estar situado en una colina extramuros al sur de la villa y rodeado de bosques, es uno de los monumentos más antiguos de la villa. Data de finales del siglo XIII y es de la misma época que la iglesia de Santo Tomás de Sabugo. Se dice que el fundador sería el mismo San Francisco, que se vio con Santo Domingo de Guzmán en Santiago. Es poco probable que su fundación pudiese ser hecha por él, dado que murió en 1226. Puede que el fundador fuese Fray Pedro Compadre, compañero de San Francisco de Asís, en cuya casa murió con fama de santo, quien decidiese fundar en nuestra villa el monasterio que hoy es iglesia parroquial.

No obstante hay autores, como el padre Carballo, que sostienen que Alfonso II el Casto se refugió en el convento avilesino cuando a principios del siglo IX una revuelta nobiliaria le obligo a huir de la corte ovetense para proteger su vida. En Avilés estaría hasta ser rescatado por el noble Teudas, apoyado por Carlomagno, y así ser repuesto en su trono. Las historias en latín nombran "Avilense" al monasterio. En romance, Avilense quiere decir "de Avilés", que en aquellos tiempos ya era un villorrio que incluso debía tener alcázar y cerca. Carballo cita en apoyo de su teoría al Padre Yepes, a Peranton Beuter y también las crónicas del historiador don Rodrigo.

Sin embargo, hoy se da casi por descartada esa posibilidad de que Alfonso II estuviese refugiado en el convento avilesino. Ahora bien, todas estas noticias lo que sí nos indican es que en esa época de inicios del siglo IX, ya Avilés era una villa importante y además que, extramuros de la villa, existía un cenobio significativo. También sabemos que los Franciscanos se asientan primero en Raíces en 1414, brevemente, para luego venir a afincarse definitivamente al lado de las murallas de la Villa. Y que el primitivo asiento de los franciscanos en el Coto de Raíces, que estaba al lado del Alfoz de Castrillión. Y también que, siendo como era el coto una fundación de la familia avilesina de Las Alas, que en Avilés vivían y de quien jurisdiccionalmente dependían, el citado coto sin duda ninguna era territorio de Avilés. Lo mismo que también fue jurisdicción avilesina el Alfoz de Castrillión, desde que Fernando IV en el año 1309 concediese a Avilés el Alfoz de Gauzón, que englobaba lo que hoy son los municipios de Avilés, Gozón, Carreño, Corvera, Illas y Castrillón. Va a ser ya en el año 1835 cuando Castrillón se separe de Avilés y se convierta en municipio constitucional independiente.

San Francisco del Monte siempre fue un lugar de alivios espiritual para los peregrinos jacobeos que pasaban por la Villa y comarca avilesina. El albergue de Pedro Solís de la calle de Rivero servía para alojarlos y en más de una ocasión encuentran sepultura en el cementerio de peregrinos del propio hospital de peregrinos. Por la calle de Galiana vendrán de Santiago y por la de Rivero continuarán para Oviedo a visitar la Cámara Santa y el Salvador. San Francisco del Monte fue cuna de importantes misioneros de América, especialmente de frailes que estuvieron en La Florida. También fue colegio de Filosofía. Asimismo, fue colegio de Artes en el que se estudiaba latín, griego, retórica y música. También a principios del XIX albergó una cátedra de Teología Moral. En los siglos XVI, XVII y XVIII, el convento tenía entre treinta y cincuenta frailes, entre religiosos y legos.

El edificio del monasterio es una obra escalonada a lo largo de siete siglos. Del siglo XIII son los arcos románicos de la capilla que da al claustro. Hay un fresco representando la última cena que puede ser del siglo XIII o de principios del XIV. En este siglo se construye la actual iglesia y el convento. Tiene muros sólidos y ventanales góticos a cada lado del parteluz y en el cuerpo de la iglesia, tres en el presbiterio. Nunca tuvo bóveda y por eso no necesitó nunca de contrafuertes.

La sacristía es obra del siglo XVI y el claustro, del XV, anterior a la sacristía. En el siglo XVII se da más altura al presbiterio, levantando una bóveda de crucería y abriendo arcos laterales y alzando el arco toral. Además, adquiere mayor capacidad el templo, con las dos medias naves laterales que alteran las primitivas formas de transición.

Los sepulcros de insignes bienhechores, como el de Juan Alonso y su mujer Aldonza, son desplazados del presbiterio a la nave derecha y otro sepulcro, sin identificación precisa, a la nave izquierda. El pórtico exterior y su frontón son de 1685. El coro cambió en 1723 el soporte de vigas de madera por los tres arcos de piedra; avanzaba por los lados usando el de la izquierda para el órgano.

En la campa de San Francisco contigua al templo se levanta un crucero que ostenta las efigies de Cristo de Santa María y en su base podemos observar una inscripción que dice: "Hízose en 1684".

Así sucedió, así se lo he contado a ustedes, y así queda anotado en mi "Diario de a bordo". Pero la historia continúa?

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