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Luismi Cabrales, un presidente de banquillo

El dirigente del Astur compagina su labor en los despachos con la de entrenador de los equipos prebenjamines

Luismi, en el polideportivo de Fozaneldi, antes del partido del sábado del prebenjamín B. LAURA CARADUJE

Suma dos labores en el club, pero si le dan a elegir se queda con el banquillo, con la labor de entrenador. Y no lo duda. De momento no deja ninguno de sus dos cargos y disfruta cada día, cada semana, con lo que hace. Se trata de Luismi Cabrales, presidente del Astur y entrenador de los prebenjamines A y B del club del Hermanos Llana. "Lo que más me llena es el banquillo, entrenar", dice el dirigente, que añade que "no tiene color una labor con otra. Entrenar es lo que más me gusta, ver cómo evolucionan los chavales, enseñarles conceptos, ver cómo aprenden y cómo se divierten".

Luismi lleva toda la vida vinculado al fútbol. Nació en Ribadesella y fue allí donde se inició como futbolista siendo un niño. Comenzó como jugador en las categorías inferiores del Ribadesella y pasó por diferentes equipos del oriente asturiano. Llanes, Arenas del Sella y Urraca son algunas de las camisetas que vistió a lo largo de su carrera como futbolista. "Jugaba de medio y después de cierre, lo que era antes libre", cuenta Cabrales.

A los 32 años colgó las botas y se apartó un poco del fútbol tras el nacimiento de su primer hijo. No duró mucho ya que "cuando empezó a jugar con 4 años, volví, iba a verlo jugar", sostiene. Y fue entonces cuando decidió dar un paso más y formarse en las labores de entrenador.

Su hijo comenzó en el Astur, club en el que más tarde Luismi llegaría primero como presidente y después también como entrenador. Lleva dirigiendo desde los despachos al Astur desde hace ocho años. Acaba de renovar mandato e inicia ya el tercero. Atrás quedan unos años, unas temporadas, marcadas por las deudas. No es cuestión de ahondar de nuevo en el asunto, pero todo el mundo sabe cómo estaba el club. Luismi recuerda que cuando llegó era un caos. "Nadie quería coger el equipo, teníamos una deuda de 180.000 euros", explica. "Al final, con trabajo y mucho esfuerzo lo sacamos adelante y hoy podemos decir que estamos saneados y con superávit", indica. "Es un orgullo", recalca. Y no es para menos, ya que el Astur es uno de los clubes más emblemáticos del fútbol asturiano. A su lado, en labores de directivo están Pepín y José Antonio. Entre los tres llevan el peso de un club en el que también existen colaboradores que aportan su granito de arena para que todo fluya. "Ahora va todo rodado", explica el presidente. "Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer", añade.

Dejando ya de lado el trabajo de dirigente, a Luismi lo que le gusta es entrenar. Lo hace tres días a la semana con el prebenjamín A, que milita en Primera, y el prebenjamín B, que está en Segunda. "Nuestro club potencia el fútbol en sala, pero enfocado al campo", señala Luismi. Y se explica: "Todos los entrenamientos de los equipos de fútbol sala están encaminados para formar jugadores de cara al fútbol campo. Los de primer año, para que se fogueen, los de segundo, para competir", dice.

El Astur cuenta con equipos en todas las categorías del fútbol base asturiano. Y se trabaja desde la base, desde la pista. En este sentido, tienen especial importancia los entrenadores, que son los encargados de guiar a los chavales, sobre todo en el inicio, en los primeros pasos como futbolistas. "Son muy importantes, son básicos, y tienen que estar muy preparados", recalca el presidente y entrenador del Astur.

Con más de 300 jugadores y 56 personas entre entrenadores, delegados y preparadores, el Astur es una familia que crece. Podría hacerlo más, pero sigue una máxima: mejor calidad, que cantidad. Y así seguirán, más que nada porque la fórmula funciona.

En el terreno deportivo, el prebenjamín de Primera marcha en la parte media-baja de la tabla y trabaja para salir de esa zona de peligro. Por su parte, el prebenajmín B de Segunda viene de ganar fuera de casa y está situado en mitad de la tabla.

En este sentido, los resultados son importantes, pero no es lo principal. Como dice Luismi, el objetivo es formar jugadores para los equipos de campo. Y es que la idea es que los jugadores lleguen a categoría alevín con los conocimientos necesarios como para competir sin problema. Al margen de todo, Luismi seguirá trabajando por el Astur, tanto desde los despachos como desde los banquillos. De momento está obligado a trabajar en ambos sentidos y a juzgar por sus palabras es algo que le gusta y con lo que disfruta, aunque más con una labor que otra.

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