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Del aula a la cancha

El colegio El Bosquín de El Entrego, que cuenta con un equipo benjamín y dos grupos de iniciación, sigue fomentando la práctica del fútbol en su centro

Benjamín. SILVEIRA

El fútbol como un elemento más del ámbito educativo. Esa es la filosofía del colegio público El Bosquín, de El Entrego desde hace varias temporadas. El centro ofrece a sus alumnos la posibilidad de practicar este deporte como una actividad extraescolar y los resultados no pueden ser más positivos.

Si en otras campañas El Bosquín contaba con dos conjuntos federados, esta temporada solamente han inscrito a uno. El conjunto benjamín compite en el grupo octavo de Tercera con grandes sensaciones. Más allá de los resultados, la evolución de los futbolistas a lo largo de las cuatro temporadas se ha hecho notar. "Son niños y niñas de segundo año, hemos podido mantener el bloque en las últimas temporadas y eso es algo muy bueno para nosotros", destaca Pablo Valles, que realiza las labores de coordinación. Prácticamente la mitad del equipo benjamín está compuesto por chicas. "Nos encanta fomentar el deporte femenino", apunta el coordinador.

Pese a las llamadas de otros clubes, el compromiso de los jugadores con su colegio se ha hecho patente. "Estamos dando la oportunidad de no solamente estar en el aula, sino de practicar un deporte, Samuel, el director, y otra mucha gente hace un gran esfuerzo y por eso valoramos este compromiso", destaca Pablo Valles. Y es que además, el hecho de compartir aula y después cancha sirve para que los jugadores estrechen sus lazos de amistad. "No solamente se ve en los chavales, sino en los padres, se hace piña, se crea un vínculo", asegura el coordinador.

Los equipos de iniciación también ha dado un paso adelante. Esta temporada, los grupos de cuatro y cinco años cuentan con cerca de 20 integrantes en total. "El año pasado empezamos con ocho y acabamos con doce, este año hemos crecido", destaca Pablo Valles. Es el fruto de realizar pequeñas pruebas de captación con los más jóvenes del colegio. Se sienten atraídos por el deporte. Prueban y les acaba gustando. Para el responsable, "no trabajamos el fútbol, sino la psicomotricidad, que es algo que luego se orienta al fútbol", admite. Por ello es común ver muchos aros, conos, cuerdas e incluso miniporterías durante los entrenamientos de los más pequeños.

No solamente Pablo Valles trabaja con los más pequeños del colegio. "Hay otras dos personas, Pelayo e Iván, cuya labor es fundamental", destaca. Los entrenamientos se dividen en grupos. "Cuantos más seamos, mejor, los chavales estarán mejor atendidos y progresarán más", admite el coordinador.

Para el entrenador, trabajar con los más jóvenes implica reencontrarse "con la inocencia pura que demuestran". Y es que para los integrantes de El Bosquín, el fútbol no deja de "ser un juego". Uno de los elementos fundamentales para Valles es "la gratitud, las sonrisas, los abrazos que te dan..." y es que este deporte se convierte en otra manera de educar.Para la próxima temporada, El Bosquín tendrá, casi con total seguridad, equipo en categoría prebenjamín. "Sabemos que son ciclos de dos años para aprender, el primero suele ser más duro, pero el segundo es para disfrutarlo", reconoce. Respecto a los futbolistas que cumplen su etapa en el colegio, no tendrán problemas para encontrar acomodo en otros clubes. Sin embargo, el San Martín los acoge y, como en otras temporadas, les permitirá seguir jugando juntos cuando se estrenen en categoría alevín.

El Bosquín se mantiene como el lugar donde los compañeros de clase dan sus primeros pasos con el balón y donde forjan amistades en la cancha.

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