En mayo del pasado año el juvenil A del Covadonga logró un histórico ascenso a División de Honor juvenil, una categoría reservada para los mejores. Fueron varios días de alegrías, de celebraciones, de fiesta. Histórico también fue el primer fin de semana de septiembre cuando el Juan Antonio Álvarez Rabanal vivió ante el Colindres el estreno del juvenil en la categoría. El resultado: 1-1. Por aquel entonces nadie dudaba de que el equipo estaba obligado a trabajar mucho para mantener la categoría. Por aquel entonces nadie dudaba de que División de Honor es complicada, difícil y muy competitiva. A día de hoy, todos en el club ovetense siguen pensando lo mismo, sobre todo, después de cumplir ya más de la mitad de la liga.
Christian Alexander Pito Lizcano es el encargado de guiar la nave del conjunto ovetense desde el banquillo. Es un veterano del Covadonga, ya que lleva diez campañas en el club. "Entrené en todas las categorías, desde alevines, hasta infantiles, cadetes y juveniles", indica el técnico. Esta campaña asumió el reto de dirigir al División de Honor. En su mente, un objetivo. "Sí, es un reto bonito", asiente el preparador, que añade que "el objetivo pasa por mantener la categoría. Sabemos que es difícil, pero lo podemos conseguir". Por trabajo, lucha, unión y esfuerzo no serán.
El Covadonga lleva una temporada irregular, con altibajos, y ahora ocupa el puesto 13 de la clasificación. El pasado fin de semana ganó al Alondras (3-1) y, aunque sigue en puestos de descenso, fue un golpe de moral muy alto para afrontar el resto de competición liguera.
La adaptación a la categoría no ha sido sencilla, algo que refleja el dato de que el conjunto ovetense sumó su primer triunfo en la jornada 12 ante el Pontevedra. "Hemos perdido partidos que teníamos ganados", sostiene el técnico. "El inicio de liga nos está pesando", añade. Sobre todo en la moral de los jugadores, "que veían cómo estábamos haciendo bien las cosas, pero no ganábamos".
Ahora, con el paso de las jornadas, es diferente, el equipo está ya más asentado y con la ilusión de lograr el objetivo. "División de Honor es una categoría complicado, de mucho nivel. Yo jugué en ella y sé cómo es, cualquier equipo te puede ganar", explica Christian.
El vestuario está animado, sobre todo, después de la última victoria. "Yo les digo que podemos salvarnos, que está en nuestras manos, que dependemos de nosotros mismos", subraya. "Ganar al Alondras nos ha dado una inyección anímica muy grande", añade el joven técnico del Covadonga.
Por delante quedan muchas jornadas, muchos partidos para lograr la permanencia, algo que también sería histórico. Pero mejor, poco a poco. Para el joven técnico, la clave pasa "por hacernos fuerte en casa, nos cuesta mucho sacar los partidos en nuestro campo y es importante sumar de tres en tres", dice.
Además, el equipo cuenta con el apoyo de la afición, que acude siempre a dar ánimos a los jugadores. "Al principio esta categoría era desconocida para muchos, ahora, ya saben que aquí se pueden ver buenos equipos, buenos jugadores, y por eso vienen al campo", sostiene, a la vez que agradece el apoyo de los seguidores.
Christian compagina su labor como técnico del División de Honor con la de jugador. Milita en el Segunda regional del Covadonga, donde "echo una mano". Jugó en varios equipos de categorías superiores y de su etapa como juvenil recuerda el ascenso a División de Honor con el Astur, club en el que jugó en esa categoría. Por eso conoce y sabe de lo que habla.
A partir de aquí, el Covadonga tiene por delante diez jornadas, 30 puntos, para cumplir el objetivo. "Lucharemos hasta el final", señala el técnico. En el vestuario y en el club están convencidos de ellos. Ahora solo falta refrendarlo en el césped para que en mayo se vuelva a hablar de una permanencia historia del Covadonga en División Honor juvenil.
