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Los últimos druidas

Ella(s)

Es una canción mexicana que cantaba de niño acompañándome a la guitarra a modo de vals. Y decía así: "Me cansé de rogarle/ me cansé de decirle/ que yo sin Ella/ de pena muero?". No es necesario rogar a las mujeres o que Ellas rueguen a los hombres. Sólo se necesita diálogo, respeto, tolerancia y libertad por ambas partes. Hoy es vuestro día. Es decir, lo tendría que ser todos los días del año. Queda dicho en una alusión a las mujeres de nuestros valles: "¡Ay mujeres! ¡Qué sería de nosotros sin Ellas! ¡Qué estirpe de féminas! ¡Madre del amor hermoso!, que diría mi madre". Ellas fueron las que sacaron a estos solares del olvido, la tristeza y la desesperanza luchando por sus hijos y sus hombres; trabajando por sus ancianos y el futuro de la comarca. Dando gritos y golpes de cazuela para evitar el cierre de las minas. Mujeres ganaderas, hosteleras, cocineras, emprendedoras de una y mil labores. Sesenta millones de mujeres sufren castigos y vejaciones en la Europa que para mayor ironía lleva nombre de mujer. Y hablamos de un continente civilizado. La canción de la infancia termina: "Pero ya estaba escrito/ que aquella noche/ perdiera su amor".

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