Cuando uno quiere algo y se lo ponen en bandeja de plata, debe de sentir una gran satisfacción. En esa situación se encuentran las compañías eléctricas, las mismas de las puertas giratorias, cuando el Gobierno les pone fecha de caducidad a unas centrales térmicas de las que se quieren deshacer. Qué más desea un ciego que poder ver. Endesa ya se apresuró a anunciar que cerrará las dos plantas de carbón que le quedan activas. E Iberdrola hace tiempo que puso fecha al candado de la central de Lada. Si la clausura de las térmicas cuenta con alfombra roja gubernamental, no estaría de más ir pensando en un plan B. ¿No sería oportuno intentar conseguir de Iberdrola compensaciones en Langreo? La compañía es propietaria de los terrenos de la vieja Nitrastur, un suelo muy apetecible para un futuro desarrollo urbano y empresarial del concejo. Si su cierre es inevitable, quizá se podrían conseguir beneficios colaterales nada desdeñables. Sería necesario ir pensando en alternativas, ahora que aún se puede negociar, y evitar quedar mañana sin nada.
