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A mi aire

El dilema

Los indecisos ante las próximas elecciones del domingo 28A

Se supone que millones de españoles andan a estas alturas cavilando, indecisos, en una especie de ser o no ser hamletiano, intentando dilucidar si votar o no votar, pero sobre todo después si la decisión es positiva decidir, ante las dudas razonables, a quién otorgar su voto.

El problema proviene de la desaparición del bipartidismo, sistema con el cual se sabía de antemano que el gatu al agua se lo llevaría el uno o el otro. Esta circunstancia conllevaba durante el mandato del vencedor cargar con aciertos y errores propios, con el único margen de culpar a la herencia recibida.

En el momento actual, nadie parece tener la seguridad de que su meditado voto no vaya a usarse como moneda de cambio, yendo a parar a otro partido al que nunca votaría. La causa son las negociaciones y chalaneos, con concesiones y privilegios irritantes en detrimento de la región donde vives, con el fin de alcanzar o tocar poder.

Pongamos a Asturias como sangrante ejemplo. Posteriormente, lo clásico: a reclamar al maestro armero de turno. Mientras, las prebendas siguen cayendo del lado de vascos y catalanes que, encima, no quieren ser españoles.

Siempre queda la opción de no pasar por las urnas, pues con una simple mirada a las listas se observa un panorama repleto de tránsfugas, arribistas o que llegan tras luchas internas a muerte -el fin justifica los medios- con tal de cumplir su objetivo personal. Pocos se pueden salvar.

Aunque al final, una buena mayoría de los indecisos se pondrá la mascarilla y votará por el partido que considera el mal menor o, en su defecto, "en contra de" que es otra opción muy utilizada.

Y sin darnos tiempo a digerir estos casi dos meses de bombardeo masivo, habrá que tomar varias dosis de Omeprazol, pues llega otra cita múltiple con tres elecciones juntitas. Así que tan solo se me ocurre gritar: ¡socorro!

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