La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis Alfonso Vallina, fascinante y fugaz cantante

La efímera carrera musical de un talentoso artista langreano

No fueron muchos los intérpretes asturianos que, en la década de los setenta del siglo XX, pudieron realizar algún tipo de grabación discográfica. Y muchos menos los que pudieron darse a conocer en la capital de España, con el objetivo de abrirse un hueco en la siempre complicada escena de la música popular. Luis Alfonso Vallina García (Llangréu, 1952) fue uno de ellos y a punto estuvo de dar la campanada si no hubiera sido por la ya consabida y sempiterna -sobre todo en aquella época- historia de reticencias familiares y cruce de obstáculos. Ya se sabe, lo primero los estudios y luego ya se verá.

Nieto de mineros e hijo del famoso médico-traumatólogo Vicente Vallina, desde muy joven mostró inquietudes y cualidades musicales que cultivó de manera autodidacta. Pronto obtuvo el reconocimiento de sus más allegados, acompañando su impresionante voz con una guitarra con la que daba cuenta de un repertorio de versiones de canciones melódicas y latinoamericanas. Debuta en público el 19 de junio de 1971 en el cine Maxi de Pola de Laviana, en un festival organizado por la Asociación de Amas de casa de esta localidad. Después vendrían más conciertos por el valle del Nalón, donde contó siempre con el apoyo de personas vinculadas a los medios de comunicación local como el periodista de Sotrondio José Ramón Alonso.

Los veraneos en Rodiles y su insistente actividad musical -desde el más puro amateurismo- serán la conjunción perfecta para que Enrique Correa Balbín -violonchelista de la Orquesta Nacional y de la Sinfónica de Radio Televisión Española, con fuertes vínculos con Villaviciosa- se fije en él y le anime a ir a Madrid a probar suerte. Tras el rechazo de algunas de las principales casas discográficas de la capital, Luis Alfonso, por mediación del citado Enrique Correa, consigue que el afamado compositor Mario Sellés (1931-2005) -autor de canciones para Raphael, Rosalía, Lea Zafrani y Los Astros, entre otros- valore sus cualidades vocales poniendo dos composiciones suyas ("Tu voz" y "Paso a paso") con letras de Margot M. de Sicilia, al servicio de las mismas.

Afortunadamente, Mario Sellés asumió también labores de producción ejecutiva y artística con el objetivo de proceder a la grabación de un disco sencillo. Alquila los servicios de los ya míticos madrileños estudios de música Celada -que después pasarían a denominarse Kirios- y el 3 de noviembre de 1973 en una única sesión se procede a su materialización. Aunque no queda constancia de los músicos que participaron en la grabación, sí se sabe que los coros del disco estuvieron a cargo del trío "La la la", las que acompañaron a Massiel en su actuación y triunfo en Eurovisión. El resultado final es una excelente producción -en la que no faltó una sección de cuerdas- muy deudora de los cantantes melódicos tan en boga en aquellos años, y en la que la voz de Luis Alfonso, aunque comedida, deja entrever el potencial que albergaba.

En 1974 el "single," con las dos mencionadas canciones, sale al mercado bajo licencia del sello Iberia llegando a editarse 30.000 copias del mismo. Posteriormente se procede a llevar a cabo una intensa actividad promocional en Madrid durante cerca de tres meses. Actuaciones en radio y televisión, entre otras en el programa Estudio 15,18 de Eduardo Sotillos y Marisol del Valle, son un buen reflejo de este momento. En Asturias los medios escritos de comunicación como LA NUEVA ESPAÑA, Región, La Voz de Asturias, Asturias Semanal o la revista Hulla de la empresa pública Hunosa, también se harán eco, a través de varios reportajes, de la publicación del disco. Todo parecía barruntar el despegue inminente de la carrera artística de Luis Alfonso. Pero cuando el cantante langreano se hallaba en trámites para presentarse a las pruebas de preselección del Festival de Benidorm, alentado por el coordinador del festival, el ciañense José León Delestal, el veto familiar a seguir la aventura musical le apartaría casi definitivamente del mundo del espectáculo para centrarse en la carrera de Derecho que llegaría a terminar.

Así pues, aparcada su incursión en el mundo de la canción, y volcado en sus labores profesionales administrativas y jurídicas en la ONCE, su única conexión con la música -pero ya sin el protagonismo de antaño- va a ser la participación en el Coral Capilla de la Torre de Villaviciosa con la que estuvo actuando más de una década y con la que llegó a grabar un CD. De su periplo por la escena de la música popular española de la década de los setenta del XX queda el testimonio material de un single -de difícil adquisición en la actualidad- en el que Luis Alfonso ha dejado una fugaz -pero indeleble- huella musical y personal, sobreponiéndose a su ceguera de nacimiento para afrontar con valentía y talento su faceta como fascinante cantante de persuasivas composiciones.

Compartir el artículo

stats