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Una "milf" de novela

Tom Perrota busca sitio para una madre atractiva, divorciada y recién entrada en los 40

Una "milf" de novela

Eve Fletcher es una mujer de poco más de 40 años a la que a muchos les gustaría follarse: al compañero de universidad de su hijo, al antiguo del instituto, a la organizadora de actividades culturales del centro de mayores que dirige, al fontanero que acude a hacerles un arreglo, al camarero del bar de su tranquila ciudad de Nueva Jersey... Eve Fletcher es una mujer que responde -ella misma lo descubrirá- a lo que se da en llamar "milf": "mother I'd like to fuck", traducido al español, madre a la que me gustaría follarme. Un concepto nuevo (no tan nuevo, quizás, pues es originario de los años 90, aunque ahora parece que coge fuerza) y que da para muchos debates, el primero sobre su machismo o encasillamiento sin complejos. Según la Wikipedia, hace referencia a las mujeres que a una edad madura son sexualmente deseables y atractivas, han de ser madres (mejor si por edad podrían ser la de uno mismo ) y una de sus principales embajadoras es Pamela Anderson.

La "milf" Eve Fletcher es la protagonista de La señora Fletcher de T om Perrotta (Newark, Nueva Jersey, 1961), un escritor y guionista al tanto de los nuevos y cambiantes tiempos y, según la crítica especializada, una de las mejores plumas para describir la sociedad americana actual y "captar la plácida existencia suburbana".

Esto último es precisamente lo que hace en La señora Fletcher: novelar la vida de una mujer de hoy en día de una ciudad provinciana de EE UU recién entrada en los cuarenta; acomodada y con una aceptable formación académica; recién divorciada y madre de un hijo malcriado, sin principios y ausencia total de empatía que empieza a la universidad; y con mucho tiempo libre. ¿Y en qué deciden emplear todo ese tiempo libre las mujeres independientes, con su prole criada y sin pareja, según Perrotta? En ver porno, intentar tener mucho sexo y buscar un sustituto (más pronto que tarde) al marido que se fue de casa para fundar otra familia con otra mujer (algo más joven, cómo no). Eve también se apunta de nuevo a la universidad, pero no para cultivarse y aprender algo, sino para encontrar amistades con las que materializar su idea de nueva vida. Sin duda, es una opción como muchas otras. Y en el "american way of life" a buen seguro que se encuentran unas cuantas señora Fletcher con la cabeza como un bombo por culpa de las nuevas tecnologías (el facebook, el twitter y el whatsapp) y por las dificultades para guiar por buen camino a unos adolescentes que entienden la universidad como una sucesión de fiestas sin fin, llenas de alcohol y mucho sexo.

La historia se devora porque es divertida y porque las andanzas de la protagonista y resto de personajes se describen de una forma ágil que incita a leer la siguiente página para ver en qué acaba cada variopinto y chocante episodio (y son muchos) que les acontece. Puede que no dentro de mucho tiempo acabe en el cine o en la televisión, en lo que Perrotta es un maestro: estuvo nominado al Oscar por el guión de "Juego de niños" en 2004 y su novela "The Leftovers" cosechó gran éxito como serie en HBO. Perrotta, nieto de un emigrante italiano de Campania e hijo de una albanesa-italiana, es quizás uno de los principales candidatos a novelar en un futuro cercano la vida de un "dilf" o "filf" -papi o padre que me follaría-, acrónimo incipiente que también tiene derecho a abrirse camino.

Es recomendable acabarse La señora Fletcher y no tirar la toalla a la mitad pensando que tal sinsentido no tiene posibilidades de un final a la altura. Todo lo contrario. Será entonces el momento de sacar conclusiones: algo así como que no vale la pena volverse loco, huir de la realidad ni montarse una vida de diseño. Lo que tenga que ser será y el tiempo pone las cosas en su sitio. El orden natural está a la vuelta de la esquina. Paciencia y resistencia.

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